ESQUINA AZUL
Izquierda significa Bronx
YA lo han definido las altas cortes colombianas cuando de explicar la confianza legítima se trata, como una suerte de expectativas serias y legítimas creadas “a partir de comportamientos uniformes del Estado (omisiones) que se caracterizan por ser actos objetivos, externos, claros, tangibles, inequívocos, reales y lo suficientemente concluyentes que orientan al ciudadano hacia una determinada conducta” como es el caso de las ventas ambulantes o los poseedores del Bronx.
Y eso era lo que querían los gobiernos socialdemócratas de la capital. Permitir por la vía de la confianza legítima que un grupúsculo de ciudadanos, las más de la veces comprometidos frontalmente con el delito y la criminalidad, se hicieran al territorio o, a parte de él, y lo dominasen con descarada soberanía, como era el caso de las ventas ambulantes o los poseedores del Bronx.
Ello deviene de tres causas, a saber: (i) la convicción de sus ideales de desigualdad positiva en virtud del cual si se aduce pobreza es imposible hacer valer el Estado de Derecho protegiendo los derechos de unos pocos particulares en contravía del interés general; (ii) la población vulnerable, mote éste tan abstracto como manipulable por quien detenta el poder de turno y que sirve, de nuevo, para destrozar el imperio de la ley y hacer valer unos derechos de personas a la cuales no les asiste el derecho y (iii) el afán por destruir el concepto de autoridad legítima y su respectivo uso de la fuerza.
Por ello quedan atónitos cuando un Alcalde, en concurso con las demás autoridades competentes, decide intervenir integralmente el Bronx, la carrera 13, la calle 72 y cuanto gueto territorial quería consumarse por parte de verdaderos carteles del mal.
No hay argumentos de peso; no hay razones que permitan defender el microtráfico de sustancias y personas, la esclavitud, el secuestro, la violación sistemática de menores y es desconocimiento de todos los derechos fundamentales.
La consciente, sistemática y deliberada omisión por parte de los gobiernos de izquierda apuntalaban a que los amos y señores del Bronx adujeran la confianza legítima y a través de ella, -ante jueces no menos de izquierda y cuanto más cómplices del delito-, se convirtieran en verdaderos propietarios de zonas locales, aptas para cualquier cosa menos para lo que busca el orden constitucional.
Y Lucho, Samuel, Clara y Petro aún insisten en que la toma del Bronx se trató de un acto arbitrario e intempestivo, elementos éstos necesarios para la configuración judicial de la confianza legítima.
*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI.
Twitter: @rpombocajiao