Este fenómeno político, ordinariamente, es producto de la megalomanía narcisista del detentador del poder y secuela del manipulado poblado, víctima del miedo a la libertad de opinión, esclavitud admitida en ejercicio del derecho electoral que facilita reducir la ideología a favor del dictador. Calígula, que aprovecha su imagen para seducir sin convencer ideológicamente, sino valiéndose de mensajes subliminales que trasmiten sus arbitrarios cómplices.
La historia relata el régimen dictatorial disfrazado de republicano; aludiendo a la democracia se provoca la reafirmación del mandato, fantaseando los méritos del Jefe de Estado, episodios copiados de la aristocracia y la monarquía. Una autocracia que manipula la voluntad popular seduciendo con engaños. Un ejemplo indiscutible, el señor Nicolás Maduro destacado por Chávez.
La reelección ha sido una aberración política destacada en el planeta; Franco en España. Esto hay que entenderlo después de que surgió la soberanía popular y se derogó la monarquía, y los casos son múltiples. Para ejemplarizar se cita la dinastía de Putin en Rusia, monopolizador desde 1999; en los EE.UU., se desata un drama por la frustración sufrida por el señor Trump, un estado en el cual se reflejan episodios como los de los Bush, apropiados del gobierno en 1989-1993 y luego, valiéndose de la intriga genética, se acomodan desde 2001 hasta 2009.
En este país no se puede predicar la inocencia. El señor Tomas Cipriano de Mosquera ejerció el mandato arbitrario cuatro veces, entre 1845 y 1871 y, siguiendo esa moda absurda, burlando la teoría de la Constitución, Rafael Núñez estuvo elegido por los liberales y luego apoyado por los conservadores, fue presidente en cuatro periodos, desde 1880 hasta 1892 y de ahí en adelante consignó a su pupilo, gestor de la dictadura de Rafael Reyes, al señor Miguel Antonio Caro, elector arbitrario del anciano Sanclemente.
La Constitución desde 1821 no permitía la reelección inmediata, no admitía estas extravagancias. Utilizó la opción alternada Alfonso López Pumarejo 1934-1938 y 1943-1946 y su hijo López Michelsen cultivó la herencia política en 1974. Lo mismo hizo Andrés Pastrana, 1998, heredero de su padre Misael y Juan Manuel Santos se afilió a la historia de su tío abuelo Santos Montejo y se reeligió inmediatamente, valiéndose de la reforma que revocó y que había impuesto Álvaro Uribe Vélez, utilizando a sus ministros y a congresistas que lo respaldaron, sufriendo condenas penales. También intentó un referendo para quedarse de lleno en el gobierno, proyecto que la Corte Constitucional decretó inexequible. Sentencia C-141-2010.
Para el próximo debate insinúan la candidatura del hijo Tomás, proyecto terapéutico recetado para apurar las aficiones que se han impactado en las gentes que no han aceptado ejercer su libertad, por el miedo que los invade y, en consecuencia, prefieren entregarle a un totalitario la facultad de resolver lo que, supuestamente, conviene a la muchedumbre: la guerra. Un fenómeno alternativo, pues se satisfacen unos y otros, pero esencialmente los narcisos que necesitan la adulación para sentir su existencia pura. ¡Oh democracia marcescible!