RAFAEL NIETO NAVIA | El Nuevo Siglo
Martes, 4 de Marzo de 2014

Mediación en Venezuela

 

Luego  de su reciente reunión con nuestra ministra, María Ángela Holguín, el secretario de Estado John Kerry manifestó que los Estados Unidos “están trabajando de cerca con Colombia y otros países para ver si puede darse alguna clase de mediación (en Venezuela), porque es obvio que es muy difícil para las dos partes juntarse (para dialogar).” Agregó que lo que se necesita en Venezuela es un diálogo entre las partes para resolver sus problemas. El secretario Kerry no se aleja mucho de lo que han dicho la mayor parte de los países, la OEA, la Iglesia Católica y la Unión Europea, aunque ésta ha sido bastante más enérgica.

La mediación se da cuando hay dos personas o grupos que tienen diferentes puntos de vista sobre un mismo aspecto para inducirlos a dialogar para que logren un acuerdo, como la mediación pontificia en el caso del canal del Beagle entre Argentina y Chile, o la que se hace entre un sindicato y su empresa. Si resulta, al final transan sus diferencias y encuentran un justo medio que deja satisfechos a todos.

En el caso de Venezuela, yo me pregunto: ¿qué mediación puede hacerse entre un gobierno que es dependiente de Cuba, pasa por encima de la Constitución y las leyes, lleva al país al desastre económico, atropella la libertad de opinión y ataca a la población con grupos paramilitares sin control, y una masa popular que trata de manifestarse pacíficamente para que el país retorne a la democracia? ¿Dónde está el justo medio? El pueblo podría ceder diciendo: Controlen todos los poderes pero no descaradamente, roben pero no tanto; sean arbitrarios, pero no lo dejen ver; cierren los medios, pero no todos; apresen a los líderes políticos, pero no los torturen; golpeen a los manifestantes pero con dos culatazos y no con tres. Y el Gobierno: prometo que violaré la Constitución, pero poco; nacionalizaré la industria, pero pagaré un poco más, desarmaré a los “colectivos” aunque no a todos; aplicaré censura previa, pero no expropiaré otros medios y les venderé algo de papel; controlaré todos los poderes públicos pero evitaré que sean descarados; haré fraude en las elecciones, pero dejaré que la oposición gane una que otra gobernación o alcaldía.

Aquí no cabe nada distinto a que el Gobierno opresivo y dictatorial convoque a unas elecciones libres, sin intervención de Cuba, sin voto electrónico manipulado y con libertad de partidos, para que el pueblo decida, como debe ser, regresar a la democracia. O que ceda el poder a un gobierno provisional que cumpla ese objetivo. ¿A cambio de qué? Únicamente de que el pueblo regrese pacíficamente a sus actividades normales. No tiene nada más que ofrecer. Esos son la única mediación y el único diálogo posibles.

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Coda uno. Un terrorista con 42 órdenes de captura que ya le levantó el Fiscal, llegó a La Habana a unirse al resto del Secretariado.

Coda dos. Lo de Ucrania está pasando de castaño a oscuro. Puede ser extremadamente grave.