Ojalá no sea calificada como “virtud” de carácter nacional la ingratitud, de la cual de vez en cuando hacen gala nuestros compatriotas. Cuando se advierten actitudes de ese tipo no las solemos apreciar como propias pero si las consideramos ajenas. De vez en cuando el país se vuelve testigo de cosas que se consideran contrarias a nuestra manera de ser; se han dejado sentir con la lectura de un mensaje de quien ostenta un apellido de los que lleva nuestro presidente, para decir que él y algunos antiguos militantes de las Farc que participaron en todas las conversaciones que condujeron a la firma de la paz, no están de acuerdo con el proceso en cuya redacción y puesta en marcha manifestaron sus opiniones. No parece ser que personas que por tanto tiempo se dedicaron a combatir el establecimiento, que hicieron tantas cosas, digamos tantos crímenes y que han querido someterse a dejar las armas, dar por terminada la confrontación y someterse a volver a ser ciudadanos del común ahora cambien.
El gobierno fue sencillamente generoso y quienes aceptaron que no debería haber más guerra, se arrepintieron. No parece que haya sido muy sincero este arrepentimiento por lo cual su declaratoria de guerra no ha tenido el eco que esperaban. Bien se puede interpretar que quienes le han faltado al convenio de paz son precisamente ellos, no como dicen que el gobierno es el que lo ha hecho. Así está resultando este episodio con reclamos tan ajenos a lo que se pactó. Parece que se puede desatar un proceso de violencia en desarrollo de la cual van a caer los más ajenos al conflicto. Habrá una nueva ola de desafueros durante la cual van a ser abatidas muchas personas que andan contentas, conque buena parte de los guerrilleros hayan dejado a un lado las armas. Su participación en el proceso de paz ha sido positivo y han hecho manifestaciones cuyo propósito es el de continuar.
Márquez, Santrich y compañía nos han amenazado; eso es algo que se veía venir. El último, actual parlamentario junto con otro que se han declarado rebeldes, aunque podría estar ahora disfrutando de la hospitalidad de Estados Unidos, haciéndole las venias para la llegada del señor Márquez a quien lo están esperando gracias la generosidad de su pariente que no ha tenido agua en la boca, para contar todo lo que sabe ante las autoridades norteamericanas y así tratar de resolver su propia situación legal en esas latitudes.
Los diarios han hecho el gran favor de informar con excesivo lujo de detalles, cómo han sido las cosas, bien parece; la preocupación de los ciudadanos no deja de manifestarse en una u otra forma. Las elecciones que se avecinan serán ocasión propicia para que los rebeldes se manifiesten como suelen hacerlo. Ya son varios candidatos que han sido asesinados; podrá endilgárseles esos crímenes de personas que están pidiendo los votos a sus conciudadanos. ¿Será que están amenazadas las próximas elecciones y que apelar a la voluntad general es pecado?