Los viejos políticos solían decir que todo apoyo era bueno porque sumaba, pero esto no es precisamente lo que piensa el precandidato antioqueño Sergio Fajardo, quién dio un "portazo" a lo que él mismo llamó "el liberalismo de César Gaviria".
"En el partido liberal hay gente extraordinaria que valoro y reconozco, pero el partido liberal de César Gaviria no tiene cabida en la opción de cambio que nosotros representamos. Colombia va a cambiar".
Luego advirtió: "Si queremos cambiar, rechazar una alianza con el partido liberal de César Gaviria, jamás será un error. Léase bien. El partido liberal de César Gaviria ". Finalmente invitó al otro precandidato, Alejandro Gaviria, a construir un centro amplio, diverso e incluyente".
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Mientras en Europa hay una conciencia generalizada de que los monumentos son la forma de reconocer los personajes y los grandes hitos históricos, por lo que los cuidan con especial esmero, en nuestro país nos hemos dedicado a tumbarlos, desaparecerlos o arrinconarlos.
EL monumento a Los Héroes, a la entrada norte de nuestra capital, que buscaba enaltecer las grandes batallas bolivarianas por nuestra independencia, ha sido inmisericordemente demolido, como testimonio de lo poco que nos importa nuestra historia. Hoy no sabemos con qué esperpento lo van a remplazar.
De cierta manera era nuestro Arco del Triunfo que tanto enorgullece a los parisinos. Pero algo va del patriotismo galo al patrioterismo chibcha. Tampoco sabemos que suerte correrá la bella estatua ecuestre del Libertador. Muy seguramente la colocarán en un rincón perdido de un parque, aún más perdido de nuestra capital.
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Angela Merkel y su mandato alemán ya son historia. Duro diez y seis años en el poder y encausó a Alemania por la senda del bienestar, liderando a los países europeos de la posguerra.
Pueda que sea remplazada por un político poco conocido de su propio partido, pero la tarea ya ha sido hecha y muy bien hecha.
La actual Alemania había quedado totalmente destruida después de la aventura nazi y hoy es francamente la interlocutora de los Estados Unidos en el gran escenario mundial. Es, desde luego, mucho más influyente que la misma Rusia, a pesar del peso específico de Putin. Además, sus productos siguen gozando de gran aceptación internacional.
Nacida en lo que antes era conocida como la Alemania Comunista, gobernó con mano de hierro, pero con gran sutileza y consolidó a su país como guía y ejemplo. Desafortunadamente el futuro no está muy despejado y se teme que durante los próximos meses se desate una lucha intestina que pueda perjudicar los intereses germanos.
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Como van las cosas y si nada extraordinario ocurre, el próximo presidente de Colombia será Oscar Iván Zuluaga. Es el precandidato de más aceptación en la baraja de aspirantes uribista y goza de todo el respaldo y respeto del expresidente. Pero el camino no será fácil. Habrá muchas dificultades y no pocas trampas.
Sin embargo, Zuluaga ha demostrado su gran seriedad y versatilidad en el manejo de la cosa pública. Pocos son los que dudan que será un muy buen mandatario, especialmente porque tiene un talante conciliador y para nada pendenciero, como si ocurre con su contradictor, el populista Gustavo Petro.
Conoce muy bien los problemas colombianos y lo demostró con creces cuando se desempeñó en la cartera de Hacienda. Desde luego habrá que respaldarlo y nuestro partido Conservador haría bien en hacerlo sin miramientos burocráticos. "El palo no está para cucharas", como dice el adagio popular y el empeño debe ser un propósito nacional.