Esta es una buena época para detener el ritmo frenético de la vida que llevamos en Colombia. Vivimos ansiosos y demasiado expectantes de lo público. Es tiempo de silenciarnos. Pero, se hace difícil ponerle off al ruido exterior de la sobreinformación que padecemos y más aún, silenciar el ruido interior que produce nuestra mente, de manera altisonante, alimentada por el flujo descontrolado e inmanejable de datos que nos aturden, impiden la reflexión y confunden. El exceso de información termina produciendo el mismo efecto que la escasez, no permite hallar la verdad.
En el libro “Focus, el motor oculto de la excelencia”, el autor Daniel Goleman, cita al premio nobel 1977 Herbert Simon, sobre los efectos del exceso de información: "La abundancia de información crea escasez de atención”.
Advierte Goleman sobre "el esfuerzo cognitivo que exige la carga de información que hoy es normal -la explosión de emails, llamadas telefónicas, tuits, blogs, chats, reflexiones sobre opiniones acerca de otras opiniones- a la que exponemos diariamente a nuestros procesadores cognitivos. Todo ese bullicio neural agrega tensión a la exigencia de hacer una tarea".
Estos excesos producen fatiga mental. Estamos tan ocupados tratando de procesar la información sobre las marchas, la ley de financiamiento, el salario mínimo, los asesinatos de líderes sociales, la corrupción, los enfrentamientos de nuestros dirigentes, los actos bochornosos … que terminamos el año escépticos, desconfiados y sin capacidad de discernimiento sobre nuestro futuro inmediato. El propósito de confundir y de generar aislamiento frente a la autoridad, ha rendido sus frutos.
Y ¿cuál es el papel de los medios tradicionales de comunicación en esta coyuntura?
La mayoría, ha entrado a formar parte de la confusión reinante. Así divulguen verdades, éstas se mimetizan y mezclan con sus propios intereses, pasiones y batallas personales e ideológicas.
La fe ciega en los orientadores de opinión, pasa hoy por la pregunta: ¿cuáles son sus intereses? Las verdades en las que siempre creímos se volvieron relativas. Lo bueno y lo malo, dejaron de serlo, para ceder el paso a la versión que se ve a través del lente con el cual se mira.
Definitivamente necesitamos descanso para pensar en un mejor futuro para Colombia y trasladar el foco de atención a tareas más placenteras, más relajantes que el consumo desenfrenado de información. El libro “Focus” recomienda como antídoto contra la fatiga mental el descanso, y especialmente el descanso frente a la naturaleza.
Colombia posee muchos paraísos naturales por descubrir. Por ejemplo el sorprendente departamento del Quindío es una bella y relajante alternativa en esta temporada para recuperar la serenidad perdida, entre montañas, parques naturales, mariposas, aire fresco, avistamiento de aves y la siempre pujante cultura cafetera. Y sobre todo, la calidad humana de sus gentes cálidas y trabajadoras, que nos enseñan a ponerle al mal tiempo buena cara.
Como dice Goleman "al estar total y positivamente absortos acallamos la voz interior" y seguramente al estar inmersos en estas prácticas contemplativas, aflorará la creatividad que tanto necesitamos para repensar una Colombia, donde quepamos todos.