LA CHEQUERA DEL PRESIDENTE
Rey o príncipe de Anapoima
“Ya medita sobre los tratados para la oposición”
PRÍNCIPE de Anapoima, le dijo un Senador, sin saber que el príncipeteníaínfulasde rey supremo y absoluto. La separaciónde funciones del Estado le parece superflua, y por eso se empeñaen que el Congreso le ceda facultades extraordinarias. Para qué someterse a que congresistas de bolsillo discutan proyectos, si puede él,desde su despacho, firmar todas las leyes que le parezcan necesarias para cumplirle las promesas a las Farc. Ya medita sobre los tratados para la oposición-para quéespecular nosotros sobre lo que podráproducir un mandatario que trata de fascistas, nazis y que miente para desacreditar a los líderesque se le oponen. No nos amarguemos.
Volvamos a temas más festivos. Ya imagina el príncipesu ascenso a rey, donde dispondrátoda la nueva políticaagropecuaria y procederáa la colectivizaciónde los derechos de propiedad con mucha másfacilidad que Stalin. Lo de nuestro príncipeson las zonas de reserva campesina, y una promesa parecida a la de Lenin para Rusia "Paz y Tierra”. Pan, no promete, con las crisis económica-la propia y la europea- puede no ser tan fácil. Temas que ensombrecen debemos evitar.
Podrá prescindir del desprestigiado Congreso. Gran noticia; con las arcas enflaquecidas hubiera sido difícil. Ya se les dio. Mermelada para todos desde su chequera. Que no crean que es de otro. “La chequera es mía”, chilla soberbio el soberano. Algunos dicen que es una confesión de corrupción, cuando es la expresión exacta del encumbrado: él es el soberano y los recursos de la Nación son suyos. Él y la Nación son uno solo. Los lujos para él, son lujos para la nación que se los merece todos. Él los recibe con satisfacción, porque negarlo. Él también le dará algo a la Nación cuando reciba el Nobel. Lo recibe él, pero encumbra a la Nación entera. Pero volvamos a la chequera que es suya, solo suya porque con esos centavos mantiene a todos a sus pies. Que no se confundan de zapatos, estos zapatos los compre en Savile Road in London.
La chequera gira cheques infinitos. Ha habido quejas: Qué el cheque es chimbo. ¡No! su firma basta. Para llenar las arcas viajará a New York para solicitar empréstitos, no van a negárselos, alguien en el futuro tendrá que pagarlos, él no. Suenan campanas -no de navidad- sino de nuevos impuestos para los burgueses. Sus amigos, aburridos de acumular tendrán que entregar lo que no tengan en paraísos fiscales. Los hará chillar, ha dicho. Ya chillan, pero todavía les queda jugo. Decidirátambién nuestro rey la propiedad de los medios de comunicación, la participaciónde los terroristas en ellos. Quélindo, lo hace tranquilo porque él ya vendiósu participaciónen ese negocio.
Nuestro soberano sabe que la monarquía es de sangre, por eso mandó al hermano a negociar en nombre de este feudo. Algunos lo critican; que no es un negocio familiar, sino una negociación institucional. Lo hemos dicho, la imbricación del soberano con las instituciones es total, todo lo que lleve sus sangre es también mandatario, representante. Agradezcan queridos, son varios por el mismo voto.