ONU para todos | El Nuevo Siglo
Lunes, 26 de Septiembre de 2022

Como es usual cada año, pasado el verano del norte, se reinician en forma las actividades académicas, políticas y diplomáticas, y las protestas en muchos países; siendo la apertura de sesiones de la ONU en Nueva York uno de los hitos importantes de esta época con los discursos de mandatarios y representantes de los países miembros de la Asamblea General. Por ello, septiembre es mes particular, es termómetro del estado del clima sociopolítico y se torna en señal de faro para el derrotero de las agendas globales y regionales. Además, este 2022 no pasará desapercibido por los efectos de la guerra de Rusia en Ucrania, la crisis alimentaria desatada y la crítica situación económica en plena fase de recuperación post pandemia, como lo mencionaron muchos en sus alocuciones en Naciones Unidas.

De otro lado, la década de los 20 del siglo XXI pasará a la historia como la de las decisiones -acertadas o no, oportunas o no- frente a los problemas del cambio climático y la transición energética. Problemas y decisiones que tratarán esencialmente sobre la necesaria transformación de un modelo de desarrollo que no ha resuelto -sino profundizado- la desigualdad global y que depende del crecimiento de una economía basada en energías fósiles, cuya combustión produce inmensas cantidades anuales de GEI. Es así, como las luchas sociales y políticas acrecentadas en muchas partes del mundo en los últimos años, presionan para que se reconozca por más gobiernos y en foros multilaterales las evidentes limitaciones de dicho modelo de desarrollo.

Es justo en este contexto que se elige a Gustavo Petro como primer presidente de izquierda en Colombia, bajo la bandera del cambio; y que, en consecuencia, pronunció su primer discurso en la ONU el pasado 20 de septiembre. El cual, por su argumentación, sensatez y potencia ha dado y dará de qué hablar. Pero, más allá de esto, que no es poco, hay que valorar que es el discurso de un mandatario que sabe interpretar su tiempo en perspectiva global, y esto cobra gran significado. Sobre todo, frente a las maniobras de los empecinados defensores de la fracasada política de guerra contra las drogas y del decadente recetario del consenso de Washington.

En este sentido, el discurso del presidente Petro logró pasar del umbral nacional de los problemas propios de los países en desarrollo, ampliando su perspectiva a un marco global y proponiendo una agenda con mayor espacio para el país y América Latina. Igualmente, llama a un nuevo pacto internacional para las transformaciones del modelo de desarrollo a partir del replanteamiento de la guerra contra las drogas, la protección de la Amazonía y la descarbonización de las economías. Pero, la lucha es en distintos niveles, y con su discurso el presidente también buscaba mayor respaldo internacional para unas políticas que en lo nacional tienen duras resistencias en el establecimiento. ¿Qué tanto logró? Está por verse.

Finalmente, Petro comenzó a labrarse un liderazgo a tono con las reformas que muchos países demandan por una ONU más para todos. Así, tal vez, se esté abriendo la posibilidad de que Colombia compita por entrar -de darse la reforma- como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. Sin duda, deseable. ¿Será posible?  

@Fer_GuzmanR