Colombia, izquierda y marxismo
LA recién derrotada izquierda colombiana se perfila como gobernante en el próximo cuarto de siglo y es útil hacer distingos.
Con el colapso de la URSS y la reforma constitucional china (1999) que acepta la propiedad privada sobre los medios de producción, ambos países despegaron. La izquierda entró en confusión. Los comunistas, apenas cajas de resonancia, dejaron de sonar. Y en América, populistas de estirpe militar como el peronismo que tumba gobiernos si no son afines y el chavismo que pretende comercializar con una suerte de KGB, se denominaron de izquierda.
En Uruguay y Chile ésta acató normas social-democráticas con gobiernos como el del tierno e inolvidable José Mojica y la recia Bachelet que respetan los derechos humanos, la libertad de expresión, se alienta la agro-industria vía la competencia internacional, y el ejecutivo no usurpa la función de emisión de moneda como se estila en Argentina y Venezuela. Es decir, valoran los derechos económicos y morales de la población y la inflación se controla por mandato constitucional. Y se reconoce a las minorías. En Colombia ese talante lo encarnan Clara López y Navarro Wolf. Mientras el populismo de Jorge Robledo pretende el proteccionismo en una era globalizada.
El chavismo pretendió sustituir el poderoso resorte de la oferta y la demanda con la policía. Igual que la URSS en los ochenta que la llevó a un decrecimiento de menos 8% anual. Eso se repite ahora en Venezuela con idénticos resultados. El proteccionismo impide la competencia, es decir, impide que un sector exportador explote su ventaja comparativa y que, con esa ventaja, pueda importar con creces y todavía ahorrar dinero, capital. La lección histórica la dio Alemania vs. la República Democrática Alemana. En el momento de reunificación se calculaba medio siglo de diferencia en su desarrollo. Otro ejemplo son las dos Coreas. El despegue chino privilegió los tratados de libre comercio, es el anhelo de los cubanos. En ambos países el importante senador Robledo habría sido procesado por reaccionario. Aquí él apoya la ilegal cartelización de los precios del azúcar, y la especulación de los arroceros contra la canasta familiar. Son entonces varias las cepas del izquierdismo a considerar. Y en cuanto a Marx, en El Capital opina: “El sistema proteccionista era un medio artificial de fabricar fabricantes, de expropiar a los trabajadores independientes… y de abreviar violentamente la transición del modo de producción antiguo al moderno… una vez puesto al servicio de los negociantes no se limitaron a expoliar a ese efecto al pueblo”. (El Capital tomo dos, Génesis del capitalismo industrial.) Con razón ante los Robledos de su época, el pobre Marx solía decir “Lo único que sé es que yo no soy marxista”.