Mario González Vargas | El Nuevo Siglo
Lunes, 7 de Marzo de 2016

La pedagogía por la paz

“Indiferencia de Farc ante prohibiciones del Gobierno”

 

DESPUÉS  de las escandalosas circunstancias que rodearon los ejercicios de pedagogía por la paz realizados por los comandantes guerrilleros en cinco lugares distintos del país, con pleno conocimiento y consentimiento del Gobierno, la ciudadanía estaba en derecho de esperar una enérgica modificación de los protocolos que regulan las conductas permitidas y prohibidas en esas actividades, supuestamente orientadas a socializar los resultados y alcances de la negociación habanera con la tropa guerrillera. Pero no fue así, porque una cosa hacen los prepotentes comandantes y otra cosa ruegan las voces del Gobierno. Lo que aconteció el viernes en Buenos Aires (Cauca) es clara señal de la absoluta indiferencia de las Farc ante las regulaciones y prohibiciones a su soberano proceder.

El Ministerio de Defensa fijó las nuevas condiciones para la pedagogía fariana con sus tropas. Notificó al país la prohibición de todo tipo de divulgación, de difusión de productos audiovisuales, aún de presencia de medios de comunicación, limitando la libertad de información, de actividad en centros poblados y de convocatorias de cualquier especie y eventos con la población civil.

Pasaron escasas horas para que se conocieran informaciones difundidas por la comunidad de Buenos Aires sobre la masiva convocatoria para escuchar la capacitación de Pablo Catatumbo y Pacho Quinto sobre la paz que se avecina, que, de comprobarse, indicarían la violación de las regulaciones del ministro Villegas.  

A las decisiones del Gobierno que reactivaron las actividades pedagógicas de las Farc, le puede suceder lo mismo que al Marco Jurídico para la Paz, e igual cosa ocurrirá seguramente con el plebiscito y el proyecto de Acto Legislativo para la Paz, que no cobrarán vida real sin el visto bueno de quienes ya son dueños de las decisiones en La Habana.

Contrasta ese febril activismo con el proceder gubernamental que mantiene ocultas varias disposiciones de esa “piñata de impunidad” que caracteriza a lo que conocemos del acuerdo sobre la justicia, y que atañen a temas tan sensibles como la integración de la omnipotente jurisdicción que se crea y la reparación de las víctimas de las Farc, que se advierte cada vez más improbable, para no decir que imposible.

Mientras tanto el ciudadano se pregunta si la pedagogía de paz del Gobierno se ha de reducir únicamente a la feria de numerosos y cuantiosos contratos, cuyos productos ni se conocen, ni se oyen, ni se sienten, pero si contrastan con la arrogancia de la empoderada cúpula de las Farc.