MARÍA CLARA OSPINA | El Nuevo Siglo
Miércoles, 23 de Julio de 2014

Crimen miserable

 

Es aterrador ver los videos y las fotos de los restos del avión de Malaysia Airlines, derribado hace unos días cuando sobrevolaba territorio ucraniano. Es la más dolorosa prueba de un crimen miserable. Derribar con un misil un avión de pasajeros, todos civiles, de diferentes nacionalidades, que nada tienen que ver con el conflicto ucraniano, solo se puede describir como un crimen miserable. Es peor cuando uno se entera de que entre los pasajeros se contaban 80 niños y cien de los más destacados científicos mundiales especializados en el estudio y desarrollo de una cura para el SIDA.

Cada uno de los 284 pasajeros vilmente asesinados, en este atentado, sin razón ni motivo, son una triste pérdida. Pero ¿cuánto significará para la humanidad la pérdida de más de cien de sus científicos más versados en la lucha contra el SIDA? ¿Cuánto retrocederán o se estancarán las investigaciones que estos científicos encabezaban?

 ¿Quién puede cometer un crimen tan absurdo, tan sin sentido, tan estúpido? Ni los separatistas ucranianos, impulsados por Putin, ni el gobierno de Ucrania, pueden pensar que un crimen como este les pueda traer simpatía para su causa, ni mucho menos aliados.

Esta guerra entre ucranianos ha tenido un feo tufo desde un comienzo. Es un tufo que produce escalofrío porque es claro que cualquier cosa que ocurra en este conflicto puede prender la mecha de una confrontación mundial.

En todo esto hay algo muy parecido a lo ocurrido cuando Hitler comenzó a acrecentar su poder militar, a firmar pactos, a amenazar con invasiones, en fin, a hacer lo que hoy hace Putin; y las potencias europeas tuvieron una tímida respuesta; ante tanta demostración de poder se amedrentaron.

La reconocida intervención de Putin en favor de los separatistas ucranianos ha sido tan rápida y descarada que ha dejado sin aire a los líderes de la Unión Europea. Europa ha respondido tímida y tardíamente a la intervención rusa en Ucrania. También ha sido timorata y poco efectiva la propuesta de Obama de sancionar “económicamente” a Rusia por sus acciones.

Tanta timidez de parte de estos líderes, puede más adelante costarle muy caro a la humanidad; tal como sucedió en los años del comienzo del nazismo. Si en ese momento se hubiera detenido a Hitler, cuán distinta habría sido la historia.

Hoy, si se prueba que el misil fue disparado por rebeldes separatistas, apoyados y armados con este tipo de misiles por Putin, la respuesta de los líderes mundiales debe ser enérgica y con garra. Putin debe sentir toda la fuerza de la denuncia y castigo del resto de Europa, América, incluidos los latinoamericanos (siempre tan callados) y el reto del mundo. Hoy es un Jet cargado de europeos, mañana puede ser uno lleno de chinos, árabes o colombianos. Este es un crimen que no debe pasar impune.

A un hombre con la ambición y la capacidad destructiva de Putin, no se lo detiene con aguas tibias. Hoy arma con misiles a rebeldes irresponsables, sin importarle sus consecuencias. ¿Qué hará mañana? ¿Acaso les entregará armas nucleares?