Amo a mi pueblo
Epígrafe
“El único que cambia de verdad la faz del planeta es el que ara modestamente el terruño”.
Ramón Gómez
Amo el brillante sol que en las mañanas ilumina mi terruño, desde los cerros hasta las quebradas, desde el horizonte hasta las parcelas y amo a los gallos que cantan saludando al astro rey; me llena de orgullo ver a los campesinos por la mañana sembrando o cosechando, amo la maravillosa y humilde gente; amo las estrellas y la luna que en la noche llegan para iluminar los caminos de este pueblo pequeño en construcciones, pero lleno de amor y pujanza. Me enorgullece haber nacido en el paraíso, lleno de silencio, tranquilidad, paz, y hermosos paisajes, sin congestión vehicular, ni smog.
Mi cuerpo y mi espíritu tienen bien calculado que llega el fin de año, y saben que vamos para el paraíso escondido de Boyacá, mi Togüí del alma, a disfrutar el aroma de los trapiches, el dulce susurrar de los cañaduzales, el olor de la guayaba y la tertulia con mi gente buena, sana y trabajadora.
Allí, en el parque, en sus 9 veredas y a las orillas de nuestros ríos el Pómeca, Togüí y Ubaza; nosotros mismos construimos nuestra historia y mantenemos nuestro linaje campesino, el mismo que nos identifica, desde que el fundador, el general Santander, nos dejo la misión de preservar, proteger y desarrollar este territorio.
No queremos ser mujeres de manos pulidas, queremos que al saludar se sientan los callos de nuestra laboriosidad, del cultivo de la tierra, porque creemos que así hacemos patria.
Ojala en próximas elecciones se escoja al mejor de los candidatos a la alcaldía, para que Togüí crezca en mini-industrias, en microempresas, despliegue toda su capacidad turística y tengamos nuevas fuentes de ingresos para nuestra gente. Que por esta vez se unan en favor de nuestros intereses, por encima de los personales y sectarios. Por ejemplo, llevamos 50 años esperando que nos terminen de pavimentar la carretera que nos une con Moniquirà, de la cual de vez en cuando trabajan unos pocos metros y no vemos su terminación.
Al tener presente que ante el centralismo avasallador, que ignora nuestras peticiones, que no tenemos oídos en la Gobernación, debemos decir como Rodolfo Wals: “El pueblo aprendió que estaba solo y que debía pelear por sí mismo y que de su propia entraña sacaría los medios, el silencio, la astucia y la fuerza”.