Lo que sigue | El Nuevo Siglo
Sábado, 8 de Abril de 2017

Sin medios masivos de comunicación que le dieran su justo pedestal, en época de lluvias, después del pago de las quincenas, sin tarea determinada como la de votar por alguien o en una consulta popular y contra el poder del oficialismo, decenas de miles de compatriotas marchamos con clamor de patria y con sentido democrático.

Ni siquiera Solón se hubiera imaginado una manifestación de este corte y con tanto ímpetu. La gente marchó contra muchas cuestiones, algunas aparentemente disímiles, pero todas con un mismo tronco común: la repulsión a la mentira sistemática como forma de gobierno y la ilegitimidad del señor presidente.

Y después de esto ¿qué sigue? Pues profundizar en la senda del bien político. Trabajar porque la oposición se consolide y las fuerzas del orden, de la legalidad, de las libertades y del republicanismo se mantengan contra la arbitrariedad y los ideales de izquierda que con tanta fuerza se enarbolan en Colombia por estas fechas.

No hay Felipe González que valga, ni el guerrillero Pepe Mujica que apriete. La suerte de la patria está echada y creo que para bien. El alto gobierno volvió a quedar notificado y la desconexión de sus aliados con el pueblo también.

Urge que esa manifestación profunda y sentida empiece a tomar ropaje de partido o movimiento electoral; empiece a exigir cambios profundos y a incidir desde el poder al porvenir.

Después de ello y quizás pasadas las elecciones de 2018 empezaremos por encuadernar la nación y el país a través de una Asamblea Nacional Constituyente que vuelva a recoger el espíritu de la Constitución de 1991 pero esta vez con una correcta ingeniería constitucional.

Visualicemos el nuevo país, pongámonos en la seria tarea de mostrarle a la gente una propuesta coherentemente armada y bien estructurada así como los líderes que deben emprender su impostergable ejecución.

Con un sistema electoral en los rines, sin rama judicial efectiva, sin división de poderes, con un ordenamiento territorial inexistente, la reingeniería constitucional es un imperativo.

*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI.

@rpombocajiao