Pardo con pie izquierdo
Probablemente Rafael Pardo quiso iniciar su “paloma” con medidas de impacto, una de ellas, pensó, reimplantar el Pico y Placa de día entero como lo había impuesto Samuel Moreno en 2009. Una encuesta lo recomendaba. ¿No se dio cuenta de que una de las pocas iniciativas positivas de Petro fue haber devuelto a la ciudadanía unas horas más de uso a sus vehículos cuando limitó la restricción a dos segmentos durante las horas pico de mañana y tarde? Pardo anuncia ahora que, “por ahora” no pondrá en práctica la ampliación mientras estudia mejor la medida, pero sin desechar la idea, como se deduce de los comunicados de la Alcaldía. El argumento de Pardo, una encuesta, no es valedero. La opinión en un segmento de la ciudad donde los habitantes no sean dueños de vehículos resultará en que la inmensa mayoría desean que prohíban todos los carros particulares y téngase en cuenta que en Colombia, que no es un país rico, la mayoría no posee vehículos. Probablemente algunos creen que es un argumento electoral (populista) efectivo pero cuando ni siquiera Petro, paradigma de populismo, creyó, a diferencia de Pardo y de Peñalosa, que los carros particulares eran un lujo de ricos y no consideró el perjuicio a los vehículos comerciales, mal puede ahora un alcalde interino tratar de ganar votos para su futuro político deteriorando aún más la calidad de vida en la capital y poniendo a las familias de un solo carro a comprar el segundo, como pasó después de que Moreno impuso la malhadada medida.
Muchas ciudades más grandes que Bogotá tienen una mayor relación de vehículos a vías sin nuestros trancones, Nueva York o París, con una circulación mucho más fluida y sin Pico y Placa o Días sin Carro. Se necesita autoridad, mayor número de policías de tránsito y entrenados, para controlar los vehículos de servicio público, corregir la falta de respeto por las normas, tapar los huecos, sincronizar semáforos, imponer un seguro obligatorio de daños como en otros países que evite que cualquier roce entre vehículos implique una obstrucción vial de dos o tres horas, reparaciones rápidas de vías, calles que no se inunden, poner freno a las manifestaciones en las que 20 protestatarios bloquean la ciudad de la calle 72 y la carrera 30 a la Plaza de Bolívar, etc. pero sobre todo construir nuevas vías como el túnel a La Calera.
Existe el ejemplo del manejo que grandes ciudades dan a esta misma situación, pero aquí somos complacientes con los indisciplinados y el presupuesto se va en “mermelada”. Anualmente el Pico y Placa le cuesta a un hogar bogotano el 6,4% de sus ingresos, $ 724 mil millones, según estudio del Banco de la República en 2011, la congestión aumenta porque se compran más vehículos y la contaminación se incrementa.