Lecciones del servicio | El Nuevo Siglo
Sábado, 3 de Octubre de 2020

“Quien quiera servirme, debe seguirme; y donde yo esté, allí también estará mi siervo. A quien me sirva, mi Padre lo honrará.”

Juan 12:26

"El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. Y el fruto del servicio es la paz"

Teresa de Calcuta

El pasado 30 de septiembre cumplí 15 años de haber sido llamado por mi Padre Dios para servirle, en una hermosa y gloriosa noche.  Nunca olvidaré ese llamado de Dios a servir en su Reino.

Con ocasión de este llamado, he pensado un poco sobre el tema del servicio, de las lecciones aprendidas, de las historias relacionadas con el mismo y del servicio como tal en la nación.

Colombia y el mundo serían muy diferentes si verdaderos siervos de Dios estuvieran al frente de su destino.

Cuando hablo de verdaderos siervos de Dios, me refiero a gente con el corazón similar al del Señor Jesús, quien hizo la voluntad de su Padre a costa de su propia vida. O gente con el corazón de Pablo, el Apóstol, quien a pesar de la persecución, los azotes, las pedradas, la cárcel no dejó de amar y servir a Dios hasta la muerte como mártir, decapitado por orden de Nerón en Roma; o como Pedro quien se entregó a servir a Dios y la gente con amor y quien, según se cree, murió crucificado al revés por no considerarse digno de morir igual que su Señor Jesucristo.

Gente de este calibre necesitamos en el gobierno. Gente que busque servir sacrificadamente, entregando su vida para la gloria de Dios y amor a la gente.

Este tipo de personas son llamadas por Dios, como David para ser rey de Israel o como Moisés  para liderar al pueblo de Dios en el desierto.

Nuestra nación necesita verdaderos siervos en su gobierno. Gente con la verdad de Dios en su corazón y que en realidad busque servir a los demás, no como un  cliché, sino como máxima de vida.

Hoy en día vemos competencias de egos, de ideologías, de oportunismo irresponsable, intereses inadecuados, egoísmo y corrupción  todo lo cual está lejos de un verdadero servicio a Dios y a la patria. Necesitamos que se despierten liderazgos más nobles y  con intereses más altos  y en busca del progreso de la nación.

En estos años de servicio a Dios he atesorado varias lecciones. Una de ellas es que el verdadero cambio inicia cuando un corazón humilde reconoce que necesita a Jesús, se entrega a Él y cultiva una relación con Dios como su Padre. Esto si es un verdadero cambio para el hombre y un oportunidad para crecer en el maravilloso camino de servir a Papa Dios y a las personas con amor y honestidad.

@feliperangel81

*Politólogo Universidad del Rosario