Las cifras y las decisiones | El Nuevo Siglo
Sábado, 2 de Mayo de 2020

Salvo por el dato de la inflación que se reporta actualizada y oportunamente, Colombia parece navegar sin mayor información. Ya no digo de aquella información desarticuladamente ofrecida a discreción por técnicos y políticos muchas veces empujada por agendas personalistas, sino información oficial.

Las estatales, esto es, las cifras a las que debería acudir cualquiera y asumirlas como ciertas para la toma de decisiones, nos llegan tarde. Acabamos, por ejemplo, de conocer los guarismos revelados por el DANE actualizados a marzo del presente año, vale recordar, el mes que le dio la bienvenida formalmente a la pandemia en nuestros pagos.

Las cifras, como eran de esperarse, no son para nada alentadoras: 12,6% de desempleo, -únicamente superada por la aciaga época que nos dejó el corrupto cuatrienio del expresidente Ernesto Samper; el desempleo femenino se disparó alcanzando la triste altura del 16,1%. Las cifras de desocupados aumentaron en más de 287 mil este año y sumado con los inactivos, -dice el DANE-, tocan los 16,2 millones cuando la población económicamente activa se calcula en unos 25 millones de compatriotas, aproximadamente.

Se reporta que, a marzo, por cuenta del confinamiento obligatorio, se perdieron 339 mil empleos formales y que alrededor de 75 mil empresas se han visto forzadas a cerrar definitivamente sus actividades.

Y todo eso obedece a la falta de plata, de circulante, de dinero que le permita al sector productivo mantener las plazas de trabajo, los pagos de sus proveedores y cumplir con sus obligaciones financieras y fiscales. El diagnóstico, aun cuando cruel, no exige para su comprensión un conocimiento especializado en materias económicas, ni contar con elevados títulos educativos o vasta experiencia empresarial. El sentido común alcanza. Todo se presenta por falta de plata.

Y si la causa de los cierres empresariales y los despidos laborales es la falta de plata, la solución no puede consistir en lo que ya las voces socialdemócratas demandan: una profunda reforma tributaria para subir los impuestos a efectos de quitarle al rico (empresario) para dárselo al pobre a través del más pavoroso de los intermediarios: los burócratas. Sistema sabidamente corrupto e ineficiente.

No podemos querer cuidar los puestos de trabajo y odiar a los que los producen. En ese orden de ideas, no hace sentido quitarle los reales a los empresarios en el momento que más lo necesitan para mover la infraestructura productiva para generar empleo formal, con miras a dársela a unos burócratas incompetentes, muchas veces corruptos y ciertamente arbitrarios, para que, ellos sí, la “irriguen” en el mercado.

@rpombocajiao

*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI