La nueva normalidad es una forma de denominar al proceso de reactivación de las actividades económicas, productivas y de relacionamiento social después de llegar al pico más alto de la pandemia del coronavirus. Las autoridades del ramo parecen combinar este concepto con el del aislamiento selectivo o preventivo para el que país vaya recuperando vida productiva a partir del fin de la cuarentena el próximo primero de septiembre. El aislamiento selectivo consiste en pasar de un aislamiento generalizado con excepciones a un aislamiento selectivo -dice el Gobierno- donde haya más disciplina individual y adherencia a las normas de autocuidado.
A juzgar por las tasas de mortalidad, de contagio y de ocupación de la UCI, parece que ciudades como Cartagena y Barranquilla hubieran llegado al pico más alto de pandemia. Según el indicador de disponibilidad de camas en las UCI, Bogotá tiene un 23%, Medellín un 28% y Cali un 20%, que sugiere haberse reducido su nivel de ocupación. Este dato es muy alentador porque indica, según los expertos, que estamos superando el pico más alto o que comenzó a aplanarse la curva del contagio. A partir del primero de septiembre, entonces, termina la cuarentena obligatoria y comienza una nueva fase en la que debe prevalecer el autocuidado porque seguiremos conviviendo con el virus.
Ante las protestas de comerciantes y ciudadanos por la angustia y el desespero de garantizar el sustento de sus familias, se comienza a autorizar gradualmente la apertura de sectores como el de transporte, tan golpeado por la crisis, y de restaurantes, que han aportado una cuota muy alta de sacrificio en el marco de la pandemia con el cierre de muchos de ellos y el consecuente retiro de muchos trabajadores. Lo cierto es que la reapertura de estos sectores de la economía, entre otros, nos puede exponer a aglomeraciones y a situaciones de riesgo de contagio, lo que obliga a extremar las medidas de autocuidado.
Por otro lado, el Ministerio de Educación ha anunciado que debemos prepararnos para volver gradualmente a la presencialidad en las aulas con todos los protocolos de bioseguridad, posiblemente a partir de septiembre. Se comenzará con pruebas piloto en municipios no Covid y de baja intensidad del contagio. El Ministerio dice que el “proceso de retorno gradual, tranquilo y seguro a las instituciones educativas bajo el modelo de alternancia se desarrollará en condiciones de bioseguridad preservando siempre el bienestar y la salud de estudiantes, maestros, familias y demás integrantes de la comunidad educativa manteniendo una estricta vigilancia sobre la evolución del contagio por Covid-19 en las regiones, en coordinación con las autoridades nacionales y territoriales de salud y educación.”
La Ministra sostiene que este modelo consiste en lograr una combinación adecuada entre presencialidad y trabajo en casa que permita retomar las dinámicas académicas y que el reto es evitar que se incremente la deserción. Luego agrega que los padres tienen la potestad de decidir si sus hijos asisten o no a las clases y su consentimiento debe ser tenido en cuenta por los rectores de las instituciones educativas.