La hora de las reformas | El Nuevo Siglo
Lunes, 13 de Febrero de 2023

En la política como en la guerra, retrasar las decisiones o las acciones para ganar tiempo, esperando mejorar las posiciones, es estrategia muy utilizada, aunque menos publicitada, porque en cierta forma cuando se recurre a ella también es señal de vulnerabilidad e incertidumbre ante la complejidad de los problemas y lo vertiginoso de los hechos. En este sentido, cuando se busca ganar tiempo se trabaja además para no dejarlo notar; no obstante, una mayoría lo pueda percibir. Sin embargo, en la discusión pospandémica y global sobre las reformas socioeconómicas y ambientales, así como sobre el papel del Estado y la cooperación internacional, este tipo de estrategia parece estar ganando terreno y cuenta con su correlato en lo nacional.

Pero la coyuntura actual encierra una paradoja, pues pese a que el sentido de las propuestas de solución en los escenarios multilaterales logra cierto grado de consenso sobre la necesidad de adelantar esenciales reformas, como la transición energética o de aumentar la tributación a las grandes empresas, así como de ajustar el modelo de desarrollo y reducir la desigualdad; en lo nacional no resulta tarea fácil de alcanzar. Ello porque los gobiernos enfrentan hoy el doble reto de conseguir, por un lado, aprobar sus iniciativas ante los parlamentos, terreno natural de la política; y de otro, responder con sus medidas ejecutivas a las necesidades urgentes en medio de las crisis.

Sin embargo, si antes de la pandemia, la discusión sobre la necesidad o no de las reformas era lo que daba impulso a la política; en la actualidad, tiende más a ser sobre su alcance y gradualidad. Lo cual, en sí mismo es un avance importante. Esta dinámica posibilita ampliar la forma de aproximación a la tradicional caracterización entre derecha e izquierda. Pues, al entrar en juego cada vez más la riesgosa estrategia de ganar tiempo, la misma termina definiendo con más claridad el campo del debate entre conservadurismo y progresismo. Por ejemplo, los gobiernos y partidos más conservadores han buscado frenar o dilatar las esperadas reformas o incluso recortar lo alcanzado como pasó con Donald Trump y los republicanos en Estados Unidos y pasa actualmente con Rishi Sunak y los tories en el Reino Unido.

En este sentido, en el debate actual entre conservadurismo y progresismo, la perspectiva de las reformas cobra una gran significación. Los gobiernos y partidos progresistas buscan avanzar con cambios en las políticas públicas, y en reorientar el papel del Estado y del modelo económico para reducir las desigualdades. Mientras los gobiernos y partidos más conservadores mantienen, con algunas variaciones, la defensa de las políticas neoliberales y sus restringidos beneficios como condición del quehacer del Estado y del papel del sector privado para dinamizar la economía.

En Colombia, con las sesiones extraordinarias a que se convocó la semana pasada al Congreso de la República, comenzó en la práctica una legislatura de gran trascendencia por los proyectos y reformas que presentará el Gobierno progresista del presidente Gustavo Petro. Las cuales, van desde el Plan Nacional de Desarrollo, pasando por las reformas a la salud y laboral, hasta la de pensiones, entre otras. El debate parlamentario es necesario, y también lo es, el prepararse para responder a la posible estrategia de ganar tiempo para postergar las reformas.

@Fer_GuzmanR