La Gran Manzana | El Nuevo Siglo
Jueves, 25 de Agosto de 2016

Nueva York.- Aunque la economía colombiana sufre quebrantos de salud, en Estados Unidos, el diagnóstico no es crítico, más bien algo reparador.

Este cronista consultó en Nueva York la opinión de empresarios, inversionistas y accionistas estadounidenses, socios de firmas con capital colombiano. La respuesta alentadora: Colombia es un país que promete.

Si bien admiten que el país atraviesa un duro trance por cuenta del colapso de los precios del petróleo, la anemia de los hidrocarburos, las menores notas de calificadoras de riesgo, el faltante fiscal y los faltantes presupuestales; nos ven con buenos ojos en materia de inversiones.

De algo que en cambio hablan poco, no les seduce ni anima, es del sonado proceso de paz con Farc. Del plebiscito, menos.

Estiman hombres de negocios en la capital financiera del mundo que el acuerdo de paz es un asunto propio de Colombia y afirman que les tranquiliza saber que el Presidente Obama es solidario y cercano al mismo.

Sin embargo, consideran que independiente del curso del proceso de paz, el país seguirá siendo atractivo para potenciales nuevas inversiones en tecnología, comunicaciones, sistema financiero y obras civiles.

También nos miran con buenos ojos en materia de exportadores de productos básicos: flores, banano y café. También les dan importancia a manufacturas.

Tienen una inmejorable opinión del café colombiano, premium o supremo, con valor agregado. Señalan que el concepto es sinigual para el consumidor habitual de nuestro café. Reconocen calidad y cumplimiento y liderazgo de Fedecafé y exportadores privados, Asoexport.

El lunar negro que le tocan con alto grado de prevención al Gobierno del presidente Santos tiene relación con el cierre de la frontera con Venezuela y el lío de los migrantes que nos llegan en un intento por pasar a Estados Unidos.

No gusta en Nueva York la forma casi olímpica como el Ejecutivo maneja el complique de los migrantes, provengan de Cuba o de cualquier país centroamericano, incluso de Venezuela.

No ven con buenos ojos que la crisis de migrantes, desplazados, refugiados y residentes ilegales, se salga de manos del Estado.

Invocan a Naciones Unidas y a la OEA como instrumentos de mediación y resolución diplomática.

La percepción que hay en la comunidad latina y entre empresarios ubicados en La Gran Manzana es que Colombia, a nivel de la región, es un país que crece poco, pero crece.

Aquí saben casi todo sobre nuestros principales focos: corrupción, saqueo a dineros públicos, megaobras inconclusas, atraso en infraestructura, ciencia y tecnología, competitividad, salud y educación.

Ven sólida nuestra democracia, pero endebles partidos políticos.

Ven débil nuestra justicia, anacrónica la política, creciente la pobreza, la desigualdad, la inseguridad y pesada la carga impositiva, de la cual dijeron, desestimula la inversión norteamericana.

Un primer palmarés de Colombia desde La Gran Manzana.