La evangelización en la política | El Nuevo Siglo
Miércoles, 4 de Mayo de 2022

Es difícil escribir sobre la estrecha relación existente entre el evangelio y la política. Evangelio en lenguas modernas significa “buenas nuevas” o “alegre mensaje”, es una palabra proveniente del griego eunaghelión que trae implícito el prefijo eu, que aplica a bueno o bien; y de la palabra anghelos que traduce anuncio o mensajero, de ahí el significado de ángeles. Pero bueno, ¿qué tiene que ver esto con la política? Pues la verdad que mucho, porque Jesús vino a este mundo a redimir los pecados de la humanidad y ayudar al hombre a ser y vivir mejor. Jesucristo, el hijo de Dios nos trajo un mandato. “amaos los unos a los otros”, es el legado más grande en la historia de la humanidad. Esa fue su noticia, Él mismo era el anuncio, el verbo y la acción.

Jesucristo fue y es gestión: hechos, sucesos y mensaje. Entonces que es la política, pues lo mismo: hechos, sucesos y mensajes, he ahí la coincidencia, de manera que al evangelizar la política estamos llevando el mensaje de Cristo y sus gestas a la dimensión social de los pueblos. Cristo nos enseñó la verdad, el perdón, la caridad, la misericordia, el bien común y mucho más. ¿No son estos acaso los principios de la política? Por eso, la política que son los principios y normas que conducen a una sociedad, orientados al servicio del bien común, entonces, ¿no obligarían a poseer todos estos elementos en su respuesta? ¡Pero no!, lamentablemente la política en gran parte carece de ellos, la política casi siempre se maneja sobre un criterio equivocado de ventaja de unos sobre otros, es excluyente e injusta a veces. De ahí la errónea o equivocada conducción que algunos políticos hacen de esta noble actividad.

Evangelizar la política no es rezar, es proceder con amor y justicia, es actuar fundamentado en la verdad, es respetar el derecho de los demás y repartir con equidad los bienes y posibilidades de una nación. La Iglesia Católica, fiel al evangelio es la mayor interesada en el bienestar de su pueblo. Por eso, interpretando el profundo deseo de Cristo de una civilización más humana y más cristiana, así como entendiendo el importante contenido de las encíclicas sociales, en especial la de los fieles laicos de su santidad San Juan Pablo II, en la que exhorta al clero a la animación del laico en la participación de la política, en especial en estos momentos oscuros y profanos de la humanidad, propender y emprender con fuerza y esperanza por la formación de políticos católicos comprometidos; no solo bautizados, si no verdaderos creyentes y practicantes que interpreten y vivan el evangelio, llevándolo a la actividad política, sustentándose en la Doctrina Social Cristiana, que es la Doctrina de la Iglesia.

Esta reflexión nos llega una vez elegido el nuevo Congreso de Colombia y es muy oportuna para que sepamos depositar bien nuestro voto en esta próxima justa electoral, para elegir el Presidente que Colombia necesita que garantice estos postulados que Cristo nos dejó.

arangodiego@hotmail.com