La violencia no es fuerza sino debilidad, nunca podrá crear cosa alguna, solamente la destruirá.
Benedetto Croce
Nuestros derechos van hasta donde inician los derechos de los demás. Nuestros derechos no pueden sobrepasar los límites que tenemos para respetar y acatar las leyes y las normas de convivencia. Nuestro derecho a la vida especialmente, a poder morir de viejos, tiene que ser respetado y acatado por todos los ciudadanos.
Y ese derecho a la vida y a respetar los derechos de los demás se sigue perdiendo en nuestra querida Colombia. Que dolor nos produce ver como un joven de tan solo quince años, asesina a otros por el solo hecho de portar una camiseta del equipo de fútbol contrario. Qué dolor oírlo, después diciendo que no lo quería matar, pero le propino una certera puñalada en el cuello. Qué dolor escuchar que nuestros soldados y policías caen en diferentes sitios cumpliendo con su deber, en atentados, francotiradores y sicarios, que dolor de patria escuchar a diario el asesinato de líderes sociales comunales, defensores de derechos humanos y profesores, defensores de restitución de tierras o líderes de sustitución de cultivos ilícitos por cacao, café o aguacate. Qué dolor que perdamos la cultura, el respeto por la vida, así de fácil.
Nos falta educación, control policial y ciudadano; nos falta Estado y decisión gubernamental, nos falta justicia para enfrentar este fenómeno criminal que sigue creciendo en nuestra nación, cuyas tierras y campos se siguen bañando de sangre.
Y qué decir de los vándalos, asaltantes y atracadores que se infiltran en las marchas pacíficas, para desdibujarlas y aprovechar para robar y asaltar a la gente.
Las autoridades se ven en serios apuros para judicializar a los vándalos que quieren descarrilar las protestas con violencia. La clave para que esto no ocurra está allí mismo, entre la gente que colabora para desenmascarar a los criminales agazapados en los manifestantes inconformes.
Ya vienen nuevas marchas, paros y protestas, y es el momento de mostrar cultura ciudadana, y fortaleza de las autoridades para hacer respetar el derecho a la protesta y evitar el caos la violencia y la destrucción de los bienes de los ciudadanos que inermes ven como se pierden a manos de encapuchados su patrimonio, logrado y construido con muchos años de esfuerzo y trabajo.
A raíz de todos estos desmanes se abre la discusión de la autorización para que en casos estrictamente necesario las autoridades entren a los predios universitarios cuando haya la percepción que desde allí se ataca a la ciudadana y se preparan ataques con artefactos explosivos contra las autoridades y el otro tema es prohibir la presencia de encapuchados en las manifestaciones. Hay que redactar bien las normas para evitar excesos y que sea como la actuación del Esmad en extrema necesidad, para proteger a la ciudadanía y que no sea con armas letales.
Necesitamos mejor actuación de la Policía y la Fiscalía general para que los jueces puedan actuar y judicializar a los vándalos, sin menoscabo del derecho a la protesta.