Juan Felipe Reyes | El Nuevo Siglo
Miércoles, 25 de Febrero de 2015

La polarización

 

El principio que rige la investigación de los accidentes de aviación es excepcional  y no sería mala idea que fuera aplicado en todo. Consiste en que cada vez que hay una accidente se debe investigar la causa que lo originó. Pero, para la aviación en sí, no es relevante saber quiénes fueron los culpables. Ese ya es otro tema. Y no contribuye a nada si se trata de cumplir el propósito más importante: tener una aviación civil  segura. El único objetivo claro es que nunca vuelva a haber un accidente de aviación por esa misma causa. Los resultados de aplicar este concepto son altamente positivos. Pues ha vuelto más confiable el modo de transporte aéreo y ha perfeccionado el medio que es la aeronave, hasta el grado de confiabilidad  que hoy conocemos.

La cuestión no es establecer de quién es la culpa de la polarización social y política que padece hoy Colombia. Achacar culpas no nos ayuda a resolver nada. Y mucho menos radicar culpas al expresidente Álvaro Uribe Vélez. Tal vez lo que nos ayudaría es buscar en nosotros mismos y  mirar mucho más hacia atrás para poder ver mucho más hacia adelante, como bien lo decía Churchill. Sin establecer culpas. Pues lo cierto es que históricamente las consecuencias de la polarización siempre han terminado en hechos muy negativos. Y eso sí debe preocuparnos.

Si miramos en nosotros mismos, el gen de la polarización ha sido parte de nuestro ADN. Ha existido en todas nuestras etapas en la búsqueda de modelos de gobierno estables desde tiempos de la Gran Colombia, Nueva Granada, Confederación Granadina, Estados Unidos de Colombia y la actual República de Colombia.

Miremos hacia atrás y revisemos solo un caso entre tantos. Las causas que originaron la pérdida del otrora Departamento del Istmo hoy República de Panamá. Que no fueron otras que una mezcla de condiciones perfectas, casi como si se tratara de un destino manifiesto, avivadas por la polarización. Veníamos de la Guerra de los Mil Días sumado a un Congreso monolíticamente conservador polarizado entre los históricos dirigidos por José Manuel Marroquín y los nacionalistas, en la oposición,  al mando de Miguel Antonio Caro. La consecuencia fue fatal como ya sabemos.  

Entonces lo que debe importarnos es conocer las causas para que no se repitan hechos nefastos  y podamos mirar más hacia adelante. Los culpables en verdad no interesan.

@ReyesJuanfelipe