Juan Felipe Reyes | El Nuevo Siglo
Miércoles, 17 de Diciembre de 2014

ESTRIBOR

No hay justicia

Como  decía el periodista Carlos J. Villar-Borda “recordar la historia no es atizar los odios dormidos, sino alertar a los ciudadanos para no repetir los errores del pasado”. Acabamos de ser condenados por la Corte Internacional de Derechos Humanos CIDH - organismo de la OEA manifiestamente inclinado hacia la izquierda- por los hechos ocurridos en noviembre de 1985. Hagámosle caso a Villar-Borda y recordemos la historia. Durante el seis y  siete de noviembre de 1985 el grupo guerrillero M-19 se tomó la justicia. La quemó y la hizo literalmente cenizas y pedazos. Ese fue el hecho generador del daño. La consecuencia del mismo fue la desaparición de la faz de la Tierra de doce magistrados de las altas cortes. Entre ellos el padre del actual Ministro de Justicia quien fuera el presidente de la Corte Suprema de Justicia. El exterminio de cerca de treinta personas más entre magistrados auxiliares, funcionarios públicos y empleados del Palacio de Justicia. Además del secuestro de más de trecientas personas. Sembraron el terror. Planearon un juicio al presidente de la República Belisario Betancur Cuartas, Comandante en jefe de las Fuerzas Militares de Colombia, dentro del recinto judicial. Es decir, buscaban acabar la democracia y al Estado colombiano.

El nexo causal está más que probado. La relación entre el resultado y la acción concluyen que fue el M-19 el único culpable de todos los daños generados por ese hecho. Incluyendo, por supuesto, la desaparición de las once personas, por las cuales hoy Colombia es condenada. La sentencia olvida el derecho. Eufemísticamente, llama al hecho “acción armada guerrillera” y condena a Colombia por no preverla. Un horror que Colombia tenga que, fuera de todo, aceptar y pedir disculpas y hasta hacer un documental echándose la culpa de los hechos del Palacio de Justicia. Acatar una sentencia que no menciona por ninguna parte a los exterminados y secuestrados y sus familias. No vale la pena ser parte de organismos internacionales que nos detestan. Ya perdimos el mar de San Andrés. Ese día ¡Se salvó la democracia, maestro! recordando al coronel Plazas quien sí está condenado a treinta años de cárcel por esos hechos. ¿Petro? ¿Navarro? Alcalde, senador. ¡No hay justicia, maestro!

***

Del libro El Color de mis Sueños, de Jorge González Moore: “Toda asimetría en el esquema de responsabilidad re-victimiza a las víctimas mientras libera a los victimarios”.

@ReyesJuanfelipe