Injusticias que se repiten
De nada sirve decir que por el bien del país hay que criticar todo, como si nada de lo que se hace funciona o todo lo pasado hubiese sido mejor. Eso es tan triste como suponer que todo lo que hace el Gobierno es bueno y no puede ser sometido a ninguna crítica o revisión por parte de cualquier actor en el país. Pero la verdad es que los colombianos nos hemos vuelto tan obtusos que todo lo que suene a Santos es corrupción, todo lo que suene a Uribe paramilitarismo y todo lo que suene a Petro a guerrillas.
Y lo dicen los partidos que semejan a los paquetes de “De todito”, esos que no piensan sino que responden, los que se olvidan de sus presentes y sus pasados, para hablar de un futuro que con cada elección aplazan más y más. Critican o defienden sin argumentos, tratando de crear el ruido suficiente para salir en los noticieros, diciendo y contradiciendo cualquier cosa que aparezca en la coyuntura, sin un fondo, cualquiera que sea, porque al menos antes sabíamos qué buscaba el Partido Comunista, pero hoy no sabemos ni dónde están parados.
Y a los colombianos nos toca vivir a punta de oídas, porque nadie dice nada, como si fuese mejor permanecer con un bajo perfil cuando hay que decir cosas serias e importantes. Pero en cambio sí salen todos los de la oposición cuando hay que caerle a un ministro y hablan todos los del Gobierno cuando el sujeto en cuestión piensa diferente a ellos. Y la ética queda en el carajo si el ministro hace lo que antes hizo el copartidario, o si el delito es el mismo que el padrino de matrimonio. Y nos repetimos en las mismas, porque la justicia debe caer encima pero sobre a aquellos que piensan diferente.
Y el Polo dice corrupción cuando tuvo a Samuel, y el Centro Democrático critica la ejecución cuando tuvo a Andrés Uriel, y el Gobierno habla como si fuese el ejemplo de probidad que debería ser replicado en el mundo. La verdad es que todos tienen el rabo de paja y ninguno es capaz de decir nada, todos se tapan para seguir criticando, porque ninguno quiere ver que en el fondo hay que construir sobre lo que está, porque pase lo que pase, no tenemos más opciones que aceptarnos como somos. Para bien o para mal.
@juandbecerra