EGOS Y PREEMINENCIAS
La coordinación no comienza bien
La coordinación entre tantos superministros y los ministros rasos no comienza nada bien. Veamos dos ejemplos que han surgido no más en la primera semana de gobierno.
El Ministro de Hacienda tuvo que salir en RCN, y con toda razón, a contradecir al vicepresidente Germán Vargas Lleras en el sentido de que no se estaba pensando en vender otro 10% de Ecopetrol para financiar la infraestructura.
Aclaración oportuna pues, nada más grave en estos momentos tan sombríos por los que Ecopetrol ha pasado; cuando su acción ha caído estrepitosamente; la ronda de adjudicaciones de bloques para exploración no anduvo nada bien; y cuando cualquier anuncio improvisado puede generar desconcierto en el mercado. Por eso estos anuncios de ventas accionarias corresponde hacerlos exclusivamente a la junta directiva de la empresa, pues, recordémoslo, Ecopetrol es ahora una empresa de economía mixta.
El otro incidente, aún más deplorable, lo constituyeron los cruces de twiters entre la saliente ministra de Transporte (y nueva ministra de Industria, Comercio y Turismo), Cecilia Álvarez, y, de nuevo, el Vicepresidente. Parece que este último le reclamó mala ejecución y gestión en la cartera de Transporte, y la saliente ministra se dejó venir con unos duros mensajes públicos contra el Vicepresidente. Se nota que su malestar fue inmenso.
Un asunto que el buen sentido común reclamaba que se hubiera ventilado en privado, terminó aireándose en público y en términos descomedidos de lado y lado.
De nuevo: cero coordinación. Y lo que termina trascendiendo es una imagen de guerra campal de egos y de preeminencias infinitas en el interior del Gobierno. ¡Y eso que apenas llevamos una semana del nuevo gobierno!
No va a ser nada fácil el acomodo del rodaje administrativo con tantos coordinadores y súper ministros, donde es la figura del ministro la que resulta disminuida y maltratada.
Los staff fuertes en las casas presidenciales son una figura anglosajona que nada asegura que vaya a tener buen futuro entre nosotros.
Lo que queda claro de estas primeras de cambio es que al presidente Santos le va a tocar gastarle mucho tiempo y energía a lo que se suponía era lo que quería evitar, a saber, coordinar a los supercoordinadores.