JUAN ÁLVARO CASTELLANOS | El Nuevo Siglo
Jueves, 28 de Marzo de 2013

“Nacionalíceme” 

“En Venezuela hubo nacionalizaciones, no expropiaciones”

 

Queda claro el negocio de la nacionalización de establecimientos comerciales, industriales y bienes de propiedad raíz, entre otros, por parte del gobierno de Hugo Chávez, que alarmó en su momento a empresarios privados de Venezuela y Colombia.

Esa ejecución se intensificó en Caracas y distintas zonas del país, entre 2009 y 2011 a nombre de los supuestos ideales “en pro del equilibrio económico y social bolivariano”.

Una fuente periodística privada, - por razones obvias para su seguridad- narra desde Venezuela a - La otra cara-, verdades que dejan al descubierto la habilidad de Chávez, no siempre en dirección a la ayuda económica de los más necesitados, como él decía, sino también para la cuerda de  amigos y familiares, hoy poseedores de fortunas, muchas de ellas consignadas en el exterior o invertidas en fondos internacionales.

 

Quedan en la actual transición gubernamental capitalistas bolivarianos, gracias a Chávez y su cuerda. Acaban de comprar Globovisión, TV y radio. Otros ya salieron de Venezuela.

La supuesta expropiación fue  fachada y llave abierta para obtener dinero. En medio de gritos, amenazas y bandera bolivariana, los empresarios ´pescaron´ la almendra del negocio.      

Si un supermercado, costaba 30 millones de bolívares, el propietario buscaba a los agentes oficiales encargados de hacer la Nacionalización. El ex comandante presidente, tenía conocimiento de los acuerdos. El empresario planteaba el negocio motivando al chavismo: nacionalíceme, y hablamos. En documentos, el Gobierno decidía fijarlo en 100 millones de bolívares. El reparto quedaba en 50 millones para el funcionario oficial enviado por Chávez, y 50 para el dueño.

 

Establecimientos comerciales de extranjeros, entre ellos colombianos, hicieron parte de la transacción. El Gobierno la presentaba como  “expropiación para la causa bolivariana”. De puertas para adentro fueron compras a particulares por valores superiores a los reales, con rótulo oficial y dinero en mano, para las dos partes.     

En centros comerciales de Caracas,  expendedores de finas joyas y en general artículos de lujo de marca extranjera, hicieron parte de la figura financiera. Se colocaba en la puerta, el consabido letrero: Expropiado. Para los pobres, significó imagen bolivariana y justa causa de revolución social. 

 

Con cautela y temor de ser objeto de una agresión de fanáticos seguidores del exjefe supremo, particulares indagan de manera independiente de las próximas elecciones, cómo con el mismo procedimiento se apoderaron de fincas en producción agrícola y ganadera.

La feria con dineros del petróleo de todos los venezolanos enriqueció bolsillos de amigos y familiares del gobernante. Hoy deja marcado desabastecimiento de productos básicos de consumo. Se revivió el fantasma de las dictaduras de hace 60 años en América Latina.