Sueño de verano
Se abre el telón para ver y participar en la Reforma Tributaria, una de las funciones más controvertidas en el escenario económico y social del país, para iniciar año. No es importante ni argumento válido, si se aprobó en el Congreso a la luz del día, en lugar de la vieja práctica de someter a consideración final, grandes propuestas a medianoche. De todas formas, pudo haber manos traviesas, a la hora de definir textos de los artículos de la Reforma, con intereses personales o de grupo, junto con intenciones de no rayar el ropaje de los protagonistas del círculo de poder económico. Eso tendrá que confrontarse.
El guión 2013, en cubrimiento y contenido, ilumina la escena teatral y se convierte en la carta económica, para lo que resta del actual Gobierno.
En cubrimiento, penetra a los bolsillos del ciudadano con tres escalas en IVA, en porcentajes con aparente moderación. Iniciativa que ojalá se cumpla, tanto como la eliminación de descuentos en los salarios de 3 millones y medio de pesos. En contenido, la Reforma se compromete con peso específico a insuflarle aire a la empresa privada, para generación de empleo, con orden y cumplimiento. Se requiere vigilancia de Gobierno y particulares, con ojos abiertos y oídos despiertos.
Y tiene guión con diálogo y partitura, para resaltar de nuevo con propaganda oficial el sistema, dentro de una modalidad similar a recientes ejecuciones gubernamentales, saturadas de autobombo.
En la calle, el ciudadano espera que no se canten triunfos, antes de tiempo, como con otras realizaciones, sino divulgación didáctica, sobre cómo aplicar la Reforma y cómo abrir el ojo, en facturas y recibos contables. Es prioritario que se muestren mes a mes, los efectos de los “beneficios y alivios”, destacados antes de aprobarse la Reforma, y ahora, medir sus resultados en bolsillo y presupuesto de la gente.
Tendrá en adelante relevancia el ojo avizor de los observatorios económicos del orden académico y centrales obreras, obligados a medir de manera profesional, la relación de salarios, tributación, empleo y desarrollo social. Es necesario compararlos con los indicadores empresariales que siempre, a través de los gremios, subrayan su propio interés económico.
Quienes fustigaron el debate en el Congreso, con criterios de presuntos estímulos a inversión extranjera, tendrán que demostrar si los hubo o no, en cada trimestre, para sostener lo dicho.
La Reforma tributaria es el sueño de verano, envuelto en anhelos de más de 20 años, para alcanzar consistencia y seguridad en la economía del país de los ensayos. ¡Que comience la función!