Sobre las oportunidades
Leí está semana la columna de El Tiempo de Saúl Hernández y debo confesar que sentí algo de alivio y de envidia lo que comentaba. El hecho que llamó mi atención es la intención del movimiento uribista por llevar al Senado y a la Cámara personas “ajenas” al quehacer político y, por definición, no contaminadas como muy bien lo señala el columnista.
Primero la explicación fácil: envidia porque en mi historia personal siempre ha habido algo de malestar por nunca haber podido encontrar esos espacios de participación en los que la política quede fuera de las prácticas tradicionales. Infortunadamente, en esta ocasión la oportunidad se abre en una orilla ideológica con la que fácilmente encuentro contradicciones.
Sin embargo, fiel al principio según el cual la diferencia de pensamiento es el principal motor de las ideas y del desarrollo, no queda nada más que celebrar la propuesta y reflexionar un poco sobre lo que implica para la política nacional.
Sentí alivió de saber que, por lo menos, un movimiento se toma en serio la idea de repensar las formas en que se accede al poder en Colombia, y las consecuencias que ese régimen de caciques han tenido sobre el desarrollo del Estado colombiano y sobre la sociedad en pleno.
Cualquier persona que haya intentado realizar un ejercicio político, basándose en sus ideales, sabe lo difícil que es lograr espacios de participación en los que se pueda actuar sin verse obligado a ceder o retirarse ante las imposiciones de esa aplastante máquina burocrática en que se ha convertido el servicio público en Colombia.
No sé si en realidad sea una oportunidad histórica, porque mi escepticismo en nuestra clase política me impide ver con claridad cuál será el resultado de ese ejercicio. Lo que vale la pena destacar es la intención por buscar caminos en los que el ejercicio político tenga un propósito basado en vocación y no en asistencia económica.
No creo tampoco que el ejercicio busque captar el voto independiente, o el voto de opinión, y desde mi punto de vista ahí está lo más atractivo de la propuesta. No será una lista de personas que piensan “fuera de la caja” y que busquen soluciones alternativas a problemas tradicionales. Por el contrario, lo entiendo como un ejercicio de personas comprometidas con unos principios ideológicos claros, estrictos y limitados.
En lugar de valerse de personajes como Enrique Peñalosa, que da pasitos a la derecha y luego a la izquierda para terminar bailando el “Asereje” político, se vislumbra la idea de buscar personas con un norte definido, con disciplina y valores. Solo resta desear suerte y esperar que la realidad del ejercicio resulte lo más cercana posible a lo impreso en papel.
@barrerajavier