Sin tregua
Hay algo ingenuo en la forma en que nos acercamos al conflicto como sociedad. Pensar en una “tregua navideña” es hacer la vista gorda a nuestra realidad, es como sentarse a hacer un picnic en un rincón tranquilo, cuando en realidad se está en medio de un monumental incendio.
Defiendo la posición de aquellos que no avalan la tregua navideña, y en medio de lo cínico que me siento escribiendo esto desde la comodidad de un escritorio voy a explicar mi punto:
Para comenzar es labor del Estado proteger el territorio nacional y perseguir a quienes cometen delitos y actúan por fuera de la ley. Aceptar un período de tregua es legitimar la posición criminal de las Farc. ¿Acaso las Farc contemplan que la tregua incluya un alto en la producción industrial de droga?
Es posible que en los próximos diálogos las Farc, en cabeza del cínico mayor Iván Márquez, continúen diciendo que ellos son unas víctimas del Estado y no unos delincuentes que se han dedicado a acabar el país. En ese escenario, aceptar una tregua sería como abrir la puerta para que se confunda el rol que cumple el Estado colombiano en el conflicto armado.
La tregua es un recurso de fantasía para un problema de gran magnitud. Imaginen por momentos un diabético haciendo una “tregua” con su enfermedad en Navidad, el resultado de su irresponsabilidad podría ser fatal y lo mismo pasa con nuestro conflicto.
Mi opinión es la siguiente: hay algo que al parecer aún no entienden los cabecillas de esa narco-guerrilla que cada día actúa más bajo los ideales mafiosos: en el momento en que ellos tomaron la decisión de formar parte de las Farc decidieron también vivir del narcotráfico, atacar indiscriminadamente a la población civil y al Estado para convertirse en criminales y traficantes.
Las Farc son un puñado de delincuentes, y si están sentados en la cómoda silla de negociación en La Habana es porque el narcotráfico les ha dado un poder similar al que ostentó Pablo Escobar, el Cartel de Cali o el Cartel de Medellín.
Además, la razón de ser las Farc es cada día más distante de la insurgencia y más próxima al terrorismo del narcotráfico. No puede haber guerrilla cuando su ejército se enfoca principalmente en defender el dinero de sus negocios. En esas condiciones no hay nada que justifique el pactar una tregua, porque se está hablando de delincuentes y no de rebeldes.
@barrerajavier