No entre clientelas
“Apoyamos la paz pero necesitamos claridad”
La política grande no puede hacerse entre clientelas. Reducir importantes decisiones a escarceos no contribuye a la paz ni al progreso cuando llega el eco de compromisos vinculados con el clientelismo.
Se anuncia la convocatoria de un plebiscito, concebido con fallas constitucionales, para ratificar el acuerdo con las Farc, sin saberse qué refrendarán los ciudadanos porque el procedimiento cubre el panorama. La presencia ciudadana en las urnas no se considera fundamental y las transacciones indican que basta con un umbral bajo para legitimar los votos de la minoría en relación con el censo electoral. El despliegue publicitario conmocionó al país hace algunas semanas, desde La Habana, para enterarnos sobre el documento final de la mesa de negociaciones dejando la impresión de que sería suscrito cuanto antes y resulta que del mismo se conocen apenas apartes y en realidad ninguno sabe, ni la guerrilla, ni el propio gobierno, la fecha en la cual se producirá dicha firma, que ya se corrió del mes de marzo del 2016.
Subsiste la insistencia en reducir atribuciones de la rama legislativa del poder a un “congresito,” en el tema de la paz, con facultades amplias y limitación del sistema democrático. Parlamentarios opuestos a la iniciativa expresan argumentos válidos desechados por los coaligados urgidos de manejar la comisión. Reconocemos el esfuerzo del gobierno Santos por obtener la paz, mantenemos la esperanza y valoramos la tregua extendida en el tiempo por las Farc, pero preocupa que el mañana de la presente y posteriores generaciones se enajene.
La guerrilla, amnistiada, desmovilizada, pero armada en el posconflicto, intranquiliza y urge la demarcación de las zonas donde residirán sus miembros quienes necesitan, es obvio, garantías para iniciar una nueva vida. Es insensato crear falsas expectativas. Colombia no recibirá, -en tiempo de crisis mundial-, la ayuda externa de tres mil millones de dólares presupuestada y sería perverso facilitar la legalización en el exterior de capitales mal habidos. Falta camino por recorrer, definir bien la conexidad del narcotráfico con delitos de insurgencia y si es cierto que hay acuerdo, no caben nuevas peticiones, por ejemplo, la de reducción de las Fuerzas Armadas. El Estado no puede negociar su soberanía ni la estructura y organización de las mismas.
Apoyamos el trabajo por la paz, a sabiendas del sacrificio que implica pero anhelamos la política grande, esa que Alberto Lleras denominaba gran propósito nacional, distinta de aquella, producto en buena parte, del encuentro entre clientelas. Los ciudadanos, además, requerimos de explicaciones más detalladas respecto del acuerdo en un contexto lógico, porque la inmensa mayoría de habitantes del país no lo ha asimilado y así será compleja su refrendación.