La voz de la Canciller
Este no es un artículo para mortificar a la señora Canciller. Ella ha sido citada por la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado para que informe sobre la posición de Colombia en La Haya respecto de la última demanda de Nicaragua y su solicitud de extensión de su plataforma marítima continental a más de 200 millas, luego de las infortunadas declaraciones de nuestro agente ante la Corte Internacional de Justicia.
Colombia ha pedido que dicho Tribunal se declare incompetente para conocer de este libelo porque no está dentro de sus atribuciones hacerlo. Nuestro Estado, con independencia del fallo inaplicable de diciembre de 2012, ha tenido, tiene y tendrá su plataforma continental, cuyos puntos bases nos enseñaron a todos en la secundaria y no existen fundamentos geopolíticos para modificarse, por ningún organismo internacional, ni puede someterse a estudio de la comisión de plataformas de la Organización de Naciones Unidas, máxime si no hemos suscrito la Convención del Mar.
Tiene la Ministra una excelente oportunidad para fijar con nitidez la política nuestra. Durante muchos años me he referido al tema y con antelación anunciado errores que condujeron a la sentencia inejecutable que declara el meridiano 82 apenas como línea de aproximación, pero solamente cuando se suscriban Tratados, de conformidad con la Constitución dejará de existir el “Esguerra-Bárcenas”, que sigue vigente y protege derechos vitales nacionales y de terceros Estados.
El presidente Juan Manuel Santos ha acertado en la tesis de no aplicabilidad de la sentencia que parcela el mar y los “internacionalistas” que aconsejaban cumplirla, sin decir cómo, se equivocaron. Falta, sin embargo, claridad y si la Corte llegara a declararse competente -hecho insólito- tampoco será posible acatar ninguna decisión sobre plataforma continental. Abrigo la esperanza de que la Canciller, quien ha profundizado el asunto, se pronuncie en tal sentido. Tiene suficientes argumentos para hacerlo. Quienes discrepamos de gobiernos anteriores en la persistencia de meternos en la guarida del lobo sin necesidad desde el 2001, tenemos la obligación de apoyar una política internacional lógica si se actúa con sindéresis. También el derecho a discrepar activamente si continúan repitiéndose equivocaciones que afectan a varios países y al continente. Nicaragua, que es nación amiga, debe tener claro en qué está Colombia y, aun cuando haya aspectos reservados, la línea de conducta razonable pasa por la voz de la señora Canciller.
Al fin una célula legislativa se pronuncia y eso es positivo. No obstante, el Congreso de la República le debe a la Nación la realización del gran debate en referencia a aciertos y falencias en cuanto a este largo calvario, que ojalá pronto se efectúe. Escucharemos la voz autorizada de la señora canciller María Ángela Holguín. Que el don del acierto la acompañe.