Jaime Alberto Arrubla Paucar | El Nuevo Siglo
Jueves, 21 de Mayo de 2015

DE TODO NIVEL

Confrontación, deporte nacional

Definitivamente,  el escenario nacional, es un espectáculo de múltiples confrontaciones de todo nivel que dejan perplejo a cualquier observador desprevenido.

Comencemos con la más significativas de las últimas semanas,  ocasionada a consecuencia del proyecto de Acto Legislativo conocido como “equilibrio de poderes”, que colocó en abierta y pública contradicción al Fiscal General y a los presidentes de las Altas Cortes de un lado, y al Gobierno y al Congreso en el otro extremo. Hubo muestra de una gran inmadurez institucional, se acusó a las Altas Cortes y al Fiscal de querer impunidad, de pretender mantener la Comisión de Acusación porque les era conveniente porque no los investigaba, bueno, escuchamos todo tipo de sandeces por cuenta de que los primeros manifestaron no estar de acuerdo con la reforma y mejor proponían una Asamblea Constituyente con la participación de los grupos insurgentes. El país y el mundo exterior observaron un espectáculo deprimente, propio de “repúblicas bananeras”.

Pero si el anterior altercado fue notorio, no menos lo fueron  los que por un lado se propiciaron entre el Ministerio de Salud y la Procuraduría General de la Nación por cuenta de la reglamentación de la eutanasia, en cumplimiento de una orden de la Corte Constitucional; apenas se estaba enfriando el primero, cuando arrancaron nuevamente las confrontaciones por cuenta de la prohibición para la utilización del glifosato, que también polarizó a la misma Procuraduría de un lado y al Gobierno de otro; aunque en este último no faltaron las divisiones entre los propios ministros del mismo régimen, que terminaron por atender a regañadientes la orden presidencial.

En medio de la debacle por cuenta del glifosato, viene la calentura   ahora por razón de la infraestructura y su financiación, que esta vez enfrentó al Vicepresidente en funciones de obras públicas, con el Ministro de Hacienda. Dimes y diretes por cuenta de la plata que se escasea  a falta de precio en el petróleo, del café, y del aumento de la cuenta del Estado que empiezan a impactar en las otrora,   relucientes finanzas públicas. Vienen las épocas de vacas flacas y seguimos como en bonanza.

Las peleas entre Fiscal y Procurador ya son de vieja data y desde hace rato la sociedad está convencida de que obedecen más a criterios políticos que  a razones jurídicas.

Y en las Cortes ni se diga, nuevas denuncias entre compañeros, a título de corrupción vuelven a golpear la maltrecha imagen de la justicia y de la Corte Constitucional, al punto que ya algunos medios llaman a la desobediencia judicial.

A todo lo anterior se suma la permanente confrontación entre el Gobierno y la oposición que no encuentra espacios comunes y a la que la gente ya no le presta atención por lo previsible, mediática y emotiva  en que se ha convertido con respecto a todos los temas.

Bueno, así son las democracias y la confrontación mueve la dialéctica que transforma el mundo, aunque a ratos parece que la nuestra está bastante exagerada.