Inviolable | El Nuevo Siglo
Viernes, 4 de Diciembre de 2020

“La libertad nunca se concede sin más; hay que luchar por ella. La justicia nunca se recibe sin más; hay que exigirla.”

A. Philip Randolph, activista afroamericano de los derechos civiles.

La primera parte del artículo 11 de la Constitución de 1991 dice lo siguiente: “El derecho a la vida es inviolable (…)”. Esto, sin duda, va en sintonía con el mandamiento bíblico de: “No matarás”, lo cual es fundamental para que una sociedad progrese de manera respetuosa con el derecho que Dios ha otorgado a vivir  y que ni la persona ni un tercero pueden vulnerar  sin  incurrir en una pena considerable que, entre otras, disuada a las personas de atentar contra la vida.

Este derecho fundamental para una sociedad se ha socavado con las interpretaciones de la Corte Constitucional que con la aprobación de la eutanasia y del aborto, en ciertos casos, han permitido que las personas puedan terminar con su vida  y que las madres puedan asesinar a sus hijos.

¿De acuerdo con lo anterior, se puede decir que el derecho a la vida sigue siendo inviolable hoy en Colombia?  Claramente no. Se han abierto brechas que permiten el homicidio legalmente justificado, lo cual es inconveniente para la sociedad; y que además, y aún más importante, es una ofensa al Creador.

Nuestras vidas y nuestras normas jurídicas no pueden ser idóneas y garantizar la  paz, si transgredimos los mandamientos de Dios.

¿Como se puede corregir esto? Ninguna reforma constitucional tramitada por el Congreso de la República puede ir en contravía de una sentencia de la Corte Constitucional.  En este sentido, la única vía posible para hacer que en Colombia el derecho a la vida se respete completamente, es por medio de una Asamblea Nacional Constituyente, que promulgue una nueva Carta Política y que explícitamente aclare que en Colombia el derecho  a la vida, será absolutamente inviolable y que no habrá eutanasia ni aborto permitidos por la nueva norma constitucional.

Si amamos la vida, si amamos al Dios que la da, buscaremos protegerla y trabajar para que sea respetada en el país.

No solo este aspecto en Colombia  amerita una Asamblea Constituyente, temas como la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo, las necesarias reformas al proceso de paz y, en general, el replanteamiento de la nación desde la perspectiva de Dios, merecen un cambio de estas proporciones, de tal forma que se obedezcan y cumplan los mandatos divinos y se construya un nuevo país, uno más seguro, honesto, próspero y feliz.

La nación debe volverse a Dios si quiere una mejor calidad de vida y sociedad. Solo una fe genuina en el Dios de la Biblia nos ayudará a construir una nueva Colombia,  que sea como un pedazo de cielo en la tierra.

La sabiduría divina es útil para construir vidas y naciones prosperas, Sus principios, quizás relegados por algunos, son fuente de esperanza y salvación para la tierra.

 @feliperangel81

*Politólogo Universidad del Rosario.