¿Imagen o realidad? | El Nuevo Siglo
Martes, 21 de Mayo de 2019

Algún periodista extranjero definió alguna vez a Colombia como un país en el que pasan muchas cosas graves, pero ninguna seria.

El prestigiosísimo periódico The New York Times publicó un informe sobre el regreso del “conteo de cuerpos” en el Ejército Nacional, la tenebrosa doctrina que derivó en asesinatos de civiles que la prensa ha denominado con el eufemismo de “falsos positivos”, señalando como fuente del informe a varios militares preocupados por ese comportamiento que mancha el honor militar.     

En la misma semana se conoció un trino publicado en la cuenta oficial del Ministerio de Defensa donde se anotó “Los líderes sociales que están siendo asesinados por grupos armados ilegales, son en su mayoría criminales dedicados al narcotráfico, por lo que se requiere enfrentar este fenómeno de manera coordinada con los gobiernos locales”.

Tremenda afirmación en la cuenta oficial del Ministerio que dirige quien tiene a su cargo las tareas de protección de los líderes sociales y ha acusado a los más de 600 líderes sociales de haber sido asesinados por “líos de faldas”, entre otras causas ofensivas para las víctimas. Al parecer alguien les hizo caer en la cuenta de lo terrible que significa semejante acusación de que los “líderes sociales asesinados por grupos armados ilegales, son en su mayoría criminales dedicados al narcotráfico” porque al día siguiente se publicó un trino ofreciendo excusas y señalándolo de “inaceptable error” que atribuyeron a un miembro del equipo digital de @mindefensa por “un mensaje muy mal redactado que no representa la posición del Ministro”.

Más allá de la irresponsabilidad del mensaje de la cuenta oficial del Ministro o de la poca credibilidad de la excusa que atribuye el error a “un mensaje muy mal redactado”, resulta preocupante, si la disculpa es cierta, que un tema tan delicado como el del asesinato de los líderes sociales, se trate tan ligeramente en la cuenta oficial del Ministerio en la red Twitter.

Los antecedentes del Ministro no le ayudan. Su pésima reacción en las horas siguientes al asesinato del ex guerrillero Dimar Torres o sus desafortunadas declaraciones anteriores sobre los homicidios de los líderes sociales lo muestran como un funcionario sin ninguna empatía por el dolor de las víctimas o, en el mejor de los casos, con una falta de sobriedad incompatible con la importancia de su cargo.

Para acabar de completar la semana negra para la imagen de la cartera del Ministro, la Fiscalía informó del presunto comprometimiento de un oficial superior en el encubrimiento del asesinato de Dimar Torres, se conoció el exilio del periodista Nick Casey merced a las amenazas que recibió por ser el autor del informe de The New York Times y de los insultos que está recibiendo el señor General Villegas por haber tenido la gallardía de pedir perdón por el homicidio de un civil. 

Es la eterna historia del país y del Ejército que se debate entre el honor y la gloria de la mayoría que cumple con su deber bajo la Constitución y las leyes y el deshonor de esas manzanas podridas que confunden lealtad con complicidad.

@Quinternatte