Iliberales | El Nuevo Siglo
Lunes, 16 de Enero de 2023

En varios artículos el reconocido editorialista  de Le Monde Alain Frachon ha utilizado la expresión líderes iliberales, al referirse a personajes como Viktor Orbán  en Hungría, Donald Trump en Estados Unidos,  Jair Bolsonaro en Brasil o Jaroslaw Kaczynski  en Polonia, entre otros,  para quienes la mayoría política del momento  es la principal fuente de derecho y  la democracia se limita a la elección,  por lo que a partir de la victoria en los comicios estiman  tener  poderes  sin límite para satisfacer  a sus  fanáticos electores, convertidos a partir de entonces en fuente abstracta de legitimidad, justificación y excusa  de toda decisión,  independientemente de si ella respeta o no el ordenamiento jurídico que les sirvió de base para acceder al poder.

En la lista de Frachon hay que incluir por supuesto a  Chávez, Maduro  y Ortega,  que por lo demás condujeron sus países a la dictadura, o Bukele, que hacia allá encamina el suyo, para no referirse sino a algunos  de aquellos  a los que los presupuestos  del Estado de Derecho, separación de poderes, independencia de la justicia, garantía de las libertades individuales, supremacía de la constitución  y los demás elementos básicos  del juego democrático, como la existencia de periodos, las garantías para la oposición, los límites en la utilización de recursos, medios y prerrogativas públicas  les tienen,  o les han tenido,  sin cuidado.

Esta percepción tergiversada  del ejercicio del poder “en democracia”,  potenciada  por unas redes sociales cada vez más portadoras de odios,  miedos, insatisfacciones y manipulaciones,  explica en parte las increíbles actuaciones del señor Bolsonaro y de sus seguidores que, en una patética reproducción del nefasto precedente dejado por Donald Trump y sus  falsas alegaciones de fraude electoral, pretendieron, con la complicidad de varios funcionarios hoy en prisión por estos hechos, alterar el orden constitucional en Brasil para restablecer en el poder al antiguo presidente y desconocer la elección de Luiz Inácio Lula da Silva. Percepción tergiversada que igualmente explica en parte los también patéticos episodios en el Perú que llevaron al arresto del expresidente Castillo.

En el actual entorno mundial marcado por los referidos liderazgos iliberales, o si se quiere simplemente autoritarios, así como por la creciente incidencia de regímenes abiertamente autocráticos y antidemocráticos como los de Rusia, China o Irán, la defensa de la democracia liberal y sus principios se convierte en un imperativo que no puede estar sometido a ninguna excusa, cálculo ni condicionamiento. Dichos principios se deben afirmar y defender independientemente de quienes los cumplan cabalmente o los vulneren. El respeto de las reglas democráticas no puede en efecto ser a la carta, como tampoco el rechazo frente a quienes las incumplen.

En este sentido son simplemente incomprensibles, por no llamar inaceptables, numerosas declaraciones y actitudes de personajes públicos en Colombia, algunos de los cuales se declaran sin embargo fervientes demócratas, minimizando o relativizando los intentos de golpe de Estado en Brasil o en Perú. Decir, buscando justificar o aminorar la gravedad de esos comportamientos, que los de la otra orilla ideológica también lo hacen y por tanto no tienen autoridad moral para denunciarlos, es simplemente recurrir a una falacia argumentativa y, en cualquier caso, no muestra un auténtico compromiso con la democracia.

@wzcsg