Horacio Gómez Aristizábal | El Nuevo Siglo
Sábado, 11 de Julio de 2015

CREA FALSAS EXPECTATIVAS

El populismo en Colombia

 

Y ¿dónde podría surgir el populismo? Básicamente en las naciones subdesarrolladas o tercermundistas. No olvidemos que subdesarrollo es economía informal, tecnología obsoleta, altos índices de mortalidad infantil, desempleo y subempleo, explosión demográfica, insalubridad, desnutrición, analfabetismo, abundancia en tugurios.

Siempre el populismo se hermanó bien con la frustración, la humillación, la exclusión y el abandono. Marx decía que el lumpen social era la “putrefacción”.

Científicamente se sostiene que el populismo “es una patología social”, pues todo lo alborota y nada lo soluciona. Es pan de hoy y hambre de mañana. El populismo es la anti-democracia, pues incita las bajas pasiones del pueblo. El populismo no es un movimiento ideológico, sino una desordenada movilización de masas sin brújula doctrinal. No es una legítima expresión democrática, pues agita proyectos ilusos, anuncia reivindicaciones imposibles y crea falsas expectativas. El demagogo fascina, deslumbra, pero al final todo es mentira, estafa social, engaño político.

Jorge Eliécer Gaitán fue un extraordinario agitador popular. Pero si tenemos en cuenta la época en que vivió, dominada por los fundamentalismos sectarios, no siempre pudo sustraerse al radicalismo verbal. Recordemos sus frases incendiarias: “Pueblo,  contra la oligarquía colombiana a la carga”, “pueblo contra la plutocracia a la carga”, etc. Si se contesta al “odio  con el odio”, ¿cuándo se destruirá el odio? Gustavo Rojas Pinilla, siempre invitó a apagar el incendio político con gasolina. En un momento determinado radicalizó ferozmente a las masas contra los ricos, los terratenientes, los latifundistas, los millonarios.

Chávez, Juan Domingo Perón, Maduro, Ortega, siempre provocan grandes pasiones en contra de los que consideran poderosos. En el balance final, son más los fracasos que los aciertos, los infortunios que las victorias. El populismo en algunos escenarios se enfrenta con rencor contra los partidos tradicionales, la Iglesia, el Ejército, y muy respetables instituciones como la justicia, la organización bancaria, el mercado libre y la auténtica democracia.

El populismo hace un gran espectáculo de las masas enardecidas en las plazas públicas, Rojas Pinilla hablaba de “sus manifestaciones oceánicas”, las banderas agitadas por el viento, los himnos marciales, los símbolos y las frases hirientes contra el “Establecimiento”. Recordemos algunas de sus consignas: “Estos son los que roban la nación”, “el pueblo unido, jamás será vencido”, “una, dos y tres, el pueblo otra vez” .

El populismo cuando llega al gobierno suele improvisar y actúa anárquicamente. Carece de una sistematización, de un orden, de unas prioridades. Se deja llevar por lo más urgente, no por lo más importante. Todo lo convierte en show público. Es exhibicionista. Persigue sórdidamente a sus víctimas. La distorsión de la democracia, la corrupción parlamentaria, el extravío de la justicia, la desigualdad, el egoísmo y la prepotencia de los partidos tradicionales, son caldo de cultivo para el populismo. Nada en lo social surge por generación espontánea. Todo obedece a un fenómeno de casualidad.