El progreso de nuestro país en los últimos años genera varias opiniones, gran parte de ellas enfocadas desde el sentir particular y las miradas económicas; observaciones que deben tener presente las cifras por ejemplo de crecimiento empresarial, cobertura en salud y avance en el acceso a la educación solo por citar algunos sectores.
Si bien en lo global se puede mostrar un panorama de crecimiento sostenido, también se debe reflexionar sobre lo que hace falta para nivelar aquellos factores que especialmente en las regiones generan aún inequidad, pobreza y hambre en cientos de colombianos que, pese a un panorama de desarrollo general, desde la vivencia personal no cuentan con las herramientas y oportunidades que les brinden acceso pleno a esos escenarios positivos.
Avanzar por una senda de progreso es importante tenerlo presente cuando estamos en el punto máximo de la campaña presidencial. No podemos perder el impulso, extraviar el camino, atrasarnos en lo que hemos logrado con tanto esfuerzo y perder esa vocación de progreso -que aún contra viento y marea y con múltiples adversidades para muchos- se mantiene.
En estas épocas tenemos voceros que ocultan lo logrado para concentrarse en lo que falta para movilizar pasiones y tratar de acceder al poder cabalgando en esas emociones que han liberado con sus discursos. Es importante que nos informemos e informemos a los que nos rodean.
Son muchos los países que se dejaron alebrestar por esos mensajes y hoy salen a las calles a tratar de reparar el daño que le hicieron al país con elecciones irresponsables.
No hay sino que ver lo que está pasando en Argentina, Perú y Nicaragua, para no hablar de Venezuela que es un caso que todos conocemos y vivimos a diario. La información está ahí, no se necesita ir a bibliotecas o centros de investigación para encontrarla, solo se necesita entrar a internet, a las redes sociales o sintonizar cualquier noticiero, y si lo que quieren es un testimonio de primera mano, escuchen los testimonios de cualquier venezolano, de los muchos que recorren nuestras ciudades, para que les cuenten qué vivieron en sus países y cuál es la situación del país que abandonaron.
La democracia exige responsabilidad por parte de ciudadanos informados, que tomen las decisiones que requiere nuestro país.
Acá no se trata de ver quién nos cae bien, quien nos cae mal, quien se viste de una manera o de otra o quien habla mejor que otro. El objetivo es no perder lo que hemos avanzado, seguir avanzando y no repetir las situaciones traumáticas de algunos de nuestros vecinos de continente.
Infórmese, si lo hace gana Colombia.