¡Hay que participar! | El Nuevo Siglo
Miércoles, 27 de Julio de 2016

Fui de los que creí que la Corte Constitucional declararía inconstitucional la Ley de convocatoria del plebiscito pues haber bajado al 13% el umbral, era dejar en un mínimo la participación democrática a este instrumento constitucional, pero adicionalmente me parece un tanto absurdo el hecho que un derecho establecido en nuestra carta política, como lo es la paz, y que a su vez es un derecho fundamental en el ámbito internacional, fuese puesto en riesgo con el plebiscito.

Ahora el que la Corte, como resalta una conocida revista, dio la bendición al plebiscito declarándolo exequible, es una verdadera sorpresa para muchos juristas  que en su momento vieron cómo la misma Corte declaró invalida la norma que había reconocido derechos adquiridos sobre pensiones y a la que nadie ponía en tela de juicio, precisamente por tratarse  de derechos adquiridos. Esto significaba que cualquier modificación  debía hacerse sobre hechos futuros. Ahora estamos otra vez ante una nueva realidad jurídica que deberá darse después de terminada la discusión de la agenda acordada en La Habana  y que por tanto lleva a que la totalidad de los acuerdos que permitan una salida política al conflicto armado con las Farc se revaliden. Para ello tiene el Gobierno que proceder a una gran campaña didáctica y pedagógica que ilustre al pueblo colombiano sobre el alcance y contenido de los acuerdos para que así los colombianos podamos votar a plena conciencia el plebiscito.

El acudir a las urnas,  que creo es un deber ciudadano que permite manifestar con un sí o con un no, nuestra opinión y respaldo, por lo que es a mi modo de ver del todo improcedente y desaconsejable abstenerse ante un hecho de relevancia histórica en la vida de nuestro país. Porque el futuro, para bien o para mal, de la paz y de Colombia está en juego y por tanto todos los colombianos debemos ejercer nuestro derecho democrático.

A veces observamos a compatriotas descontentos con las situaciones del país pero agregan que ellos afortunadamente no participaron de la elección de este gobierno o de los anteriores; esto es precisamente lo que no puede suceder, pues los que no participan de los eventos electorales son los mayores responsables de nuestros males e inconvenientes. Uno no puede exigir y yo me atrevería a decir que casi ni a opinar, cuando no se ejerce el mayor deber de la democracia. De tal forma que no podemos continuar con más campañas de abstencionismo. Tenemos que ir a las urnas cuando se dé la convocatoria del plebiscito para decidir nuestro destino o de lo contrario seremos los mayores responsables de tragedias futuras y perdemos nuestra  capacidad  de velar por las decisiones de la democracia.