Hacinamiento carcelario | El Nuevo Siglo
Miércoles, 22 de Febrero de 2023

La población carcelaria está creciendo de manera geométrica, cada día cientos de personas son capturadas por delitos menores como mayores. La delincuencia en Colombia está tomando dimensiones nunca antes experimentadas y los lugares de reclusión son insuficientes para tanto preso, razón tal para que los jueces opten por dejar en libertad a todo malandro que comete fechorías y que sigue en sus andanzas al soltarlo.

Es inmenso el numero de presos, algunas estadísticas indican que están sobre los 195 mil, entre prisiones establecidas como La Picota, La Modelo, La Distrital, El Buen Pastor en Bogotá; Bellavista, El Pedregal en Antioquia, Cómbita y Barne en Boyacá, la de Valledupar y bueno muchas otras más, así como también en las URI, estaciones de policía y lugares improvisados, locales adaptados, centros de salud y hasta carpas. Es tan dramática la situación carcelaria, que bien se podría construir una ciudad del tamaño de Tunja para albergar a tanto preso en investigación como condenados.

El asunto radica en la ausencia de valores morales, la cultura del dinero fácil, la falta de autoridad, la permisividad del gobierno, las necesidades económicas, poco empleo y una enorme migración venezolana de la cual los ladrones de ese país se trasladaron a Colombia. Al paso que vamos y con unos índices de crecimiento delincuencial insostenible, el gobierno va a tener que tomar medidas urgentes y drásticas, porque ese inmenso problema va a estallar de manera violenta, causando una desgracia nacional por un probable levantamiento dejando muchas victimas.

Parte de la solución está en realizar programas con inversiones infraestructurales y académicas, para que esos internos de verdad encuentren un camino de resocialización, donde se impartan modelos mas prácticos y efectivos de emprendimientos económicos que generen ingresos, que estas personas en vez de estar metiendo vicio y pensando en como seguir delinquiendo, encuentren vías efectivas de trabajo y realización.   

Aparte de lo anterior, es imperativo frenar el incremento de la delincuencia, diseñando una política pública que el gobierno debe impartir como prioridad, con autoridad, respeto y temor a la fuerza pública, porque de no hacer frente a este inmenso problema nacional, llegara muy pronto una desbandada carcelaria, porque los presos superarán en numero a nuestras fuerzas armadas, algo de enorme gravedad para la estabilidad del país.

El programa del presidente Petro, que consiste en sacar a miles de presos para convertirlos en Gestores de Paz, sería muy bueno siempre y cuando no sean grupos criminales que sostengan de manera paramilitar al gobierno para perpetuarse en el poder, tal como lo hizo en su época el dictador haitiano François Duvalier con los “Tontons Macoutes”, o los “Jemeres Rojos” de Pol Pot en Camboya, al igual que Chávez y Maduro con los “Colectivos Armados” y todo aquel tirano que utiliza esos esquemas paramilitares para apoderarse de las naciones.

Colombia es un país democrático históricamente, donde se ha mantenido el orden institucional, por lo tanto, un fenómeno de esta naturaleza como el crecimiento y hacinamiento carcelario, no vaya a ser el botón explosivo para nuestra estabilidad ciudadana.

arangodiego@hotmail.com