¡En el puesto preciso…!
Difícil es en la vida saber descubrir, encontrar y ocupar el puesto adecuado desde el cual ejercer aquellas acciones que hagan a cada quien “constructor” de su propio destino y de la sociedad.
Y a decir verdad la mayoría de las veces es riesgoso que alguien se equivoque de lugar y elija “meterse” en la política porque se corre el peligro -de buena voluntad como se dice- de errar el camino y de hacer equivocar a otros.
Claro está que eso sucede en todos los ámbitos y los pueblos han pagado las consecuencias. Hay que aceptar -claro está- que por vía excepcional otros han encontrado al final de sus días el escenario que les era propio y han hecho historia. Es el caso, por ejemplo, de Adenauer que lideró la recuperación alemana.
Equivocarse en la vocación política es entre nosotros común. La historia de Colombia está llena de este tipo de equivocaciones sobre todo en el escenario político. Cuando se mira con detenimiento a los personajes que están sobre la tarima hay que concluir la verdad de aquel decir que afirma “ni son todos los que están, ni están todos los que son”. Eso es así porque a diferencia del primer ayer el escenario político se tornó facilista y a él llegan -en general- quienes no supieron o no pudieron ser alguien en los ámbitos iniciales por ellos elegidos. (Que hay excepciones las hay pero no abundan).
Se ha dicho que para ser político hay que “saber hablar”, no importa de qué pero “parlotear” es indispensable; “hay que saber mentir” sobre todo cuando quienes lo hacen se consuelan con que “la mentira es una verdad que se equivocó de tiempo“; “hay que saber prometer” sabiendo de antemano que no se cumplirá. Y todo eso es fácil y si se ha pasado por la universidad mejor.
El balance es horroroso; hay políticos deshonestos que no saben que lo son; hay otros con “lengua absuelta” que bien harían si pudieran callarse alguna vez y no opinar de todo; hay quienes nada hacen pero su pasividad permite que otros hagan lo que les venga en gana y están los más peligrosos que son los “mesías”, los “redentores civiles” que creen que sin ellos la salvación republicana no es posible.
Ser político reclama ser líder que es algo diferente a ser gamonal; pide ser pensador que es bien distinto a la fácil erudición de las “citas citables”; ser persona de bien que es diferente a ser importante, tener un derrotero que pueda ser compartido y no suponer que la verdad es un asunto de encuestas.
Maritain afirmaba que la democracia más que una forma de gobierno es una forma de vida y constataba que el gran fracaso de la democracia es no haber realizado la democracia. Por ello es necesario que suban al escenario de la política quienes en verdad sean políticos.
Viendo el panorama actual creo que el remedio sigue siendo lejano.