El Papa y el Gobernador
El Gobernador de Santander de paso por Roma ha aparecido en los diarios, bajo el fuego de quienes dudan no del encuentro con el Papa en la Plaza de San Pedro sino que haya sido una “audiencia privada”. Alguien tenía alguna vez que pagar los “platos rotos” de una costumbre vigente de décadas. Hace parte de nuestra “cultura” la devoción a los “mitos privados”. Tenemos una falsa interpretación de la autoestima. Menos mal que el Vaticano deja constancia de lo que hace y quienes en realidad han gozado de “audiencia privada” tienen cómo demostrarlo.
En fin, el “Doctor Gobernador” no podía asistir a una “audiencia general” como los demás cristianos sino que tenía que ser “privada” porque uno con ese cargo no es del montón. Recuerdo a un funcionario de vacaciones que le decía al Jefe de Protocolo la bendita frase “usted no sabe quién soy yo”.
Obediente a la tradición avisó a los propios que viajaría donde el Papa. Eso está bien pero espero que no se haya presentado como motivación ante los que tenían que aprobar el viaje el que Francisco le haya discernido “audiencia privada” a tan importante personaje. En el pasado lo han hecho muchos funcionarios municipales, departamentales y aun nacionales y se dice que han viajado hasta con viáticos. No sé si existe todavía el “informe de comisión” porque para cualquier cónsul o embajador sería complicado expedirlo.
Que haya estado en la fila por donde se sabe pasa el Papa cuando se retira de la audiencia debe haber sido una cortesía del embajador, de algún alto eclesiástico, del padre Solano o que lo haya tramitado vía Nunciatura.
Su error fue decir que era “audiencia privada” y el dejar poner en circulación la foto publicada. Son los pecadillos de las grandes vanidades y del ejercicio de nuestros mitos privados. Falto de originalidad es cierto porque son muchos aquellos que en diez segundos han conversado con el Pontífice de lo divino y de lo humano y ¿quién dice que no?
Con la credulidad de la gente y su falta de conocimiento se juega. Un cura colombiano convenció hace unos años -certificado en mano- a alguien de la Casa de Nariño que era “Capellán de Su Santidad” e hizo saltar las alarmas. ¿Por qué no se sabía en Colombia de semejante honor? Tocó a quien correspondía aclarar que hay varios miles de curas que tienen ese título honorífico, pero quien en esa oportunidad lo esgrimió supo al parecer beneficiarse.
Y así suceden esas cosas; la pregunta es si hubo comisión, viáticos y cuál es el informe de esa comisión y quién lo firmó. Es fácil averiguar si al día siguiente salió
publicado en el diario oficial de la Santa Sede tan importante acontecimiento del encuentro (no figura en la publicación de audiencias) . Por lo común la visita de un Jefe de Estado requiere tres meses de trámite, esta fue más fácil.