Gloria Arias Nieto | El Nuevo Siglo
Viernes, 3 de Junio de 2016

PUERTO LIBERTAD

Nuestro Bronx

 

SI  Dostoievski y Edgar Allan Poe se hubieran propuesto escribir a cuatro manos la más sórdida  novela, habría tallado en el papel algo semejante a nuestro Bronx.

Y  digo “nuestro Bronx”, porque son nuestras sus causas y consecuencias; nuestro, el drama de los niños prostituidos; nuestros los ojos que decidimos cerrar ante la compra-ventade bazuco y heroína, y su estela de neuronas castradas; nuestro, cada ladrillo cómplice de torturas y violaciones, de miserias, perros de tres patas, caletas, chingones y osos de trapo manchados de sangre. Nuestros los 136 esclavos menores de edad y las 200 mujeres sumidas en la degradación.Nuestro el túnel por donde huían  traficantes y desaparecían  cadáveres.Son nuestros la ciudad y sus habitantes.

 

2500 agentes de  fiscalía, policía yeejército emprendieron el sábado una operación en esas cinco cuadras gobernadas desde hace años porlasbandas criminales; cinco cuadras bastión dela infamia, a trescientos metros de los principales centros del poder político de nuestro país.

 

Ante las imágenes de esta semana,la preocupación de muchosciudadanos "decentes"es la posible atomización del Bronx, y que los “barrios bien” de la capital, se llenen de habitantes de la calle. ¡Dios!

 

Inmersos en sus zonas de confort, muchos perciben como amenaza a quienes tienen por cama king size un pedazo de andén, y por edredón de plumas, un puñado de periódicos y un chiro de cortina. Se ha vuelto tan fácil mirarcon desprecio ydesmirarcon indiferencia...

Muchos de los habitantes de la calle visibilizados el sábado estaban en el Bronx en contra de su voluntad; más que victimarios eran víctimas, y hoy agradecen que hogares como al Rioja y el Oasis, los hayan acogido.

 

Alguiencuyo nombre no se justifica recordar, escribió en twitter: “Con el desalojo no previeron la metástasis de indigencia en toda la capital”. Mientras los indigentes sean considerados un cáncer social, la intervención grande y difícil no será la de estos días; tumbar muros, encerrar traficantes y todo el empeño de los 250 funcionarios del Icbf en los centros de protección, será apenas la cuota inicial.

 

Así como la paz podrá firmarse en La Habana, pero solo será realidad cuando sea una decisión de la razón y el corazón de los colombianos, y se instale en la cultura y en el ADN de todos nosotros, así, en las cuadras del Bronx podrán poner una escultura de Botero o del Divino Niño; los menores recibirán terapias y a los  mayores les enseñarán palabras y oficios compatibles con una vida posible; y todo eso será necesario y maravilloso, pero la verdadera reconversión social se dará cuando dediquemos más esfuerzo y compromiso a combatir las causas del horror, que a enmendar las consecuencias del error.

 

¿Difícil? ¡Claro! La esperanza no salta lazo en los cementerios…

 

Pero la esperanza no solo es "lo último que se pierde”, sino lo primero que es precisoconstruir; les debemos a muchos-del pasado, del presente y del futuro- una línea del horizonte que no esté cruzada por barrotes de  indolencia y olvido. Nos debemos un país sin el óxido amargo de la exclusión.

ariasgloria@hotmail.com