Gloria Arias Nieto | El Nuevo Siglo
Viernes, 12 de Diciembre de 2014

“Cambiar círculos viciosos de guerra por los de paz”

 

*PUERTO LIBERTAD

*Un puesto en la mesa

 

Recientemente  el Ministro de  Defensa, su esposa y la cúpula militar, lanzaron en 120 colegios, la cuarta versión de la campaña “Te llevo en mi corazón, correo de la gratitud”. El objetivo, reunir 150.000 cartas para  enviarles en Navidad a soldados, policías, infantes de marina y Fuerza Aérea.

La convocatoria se extendió a los universitarios, y llegó al Consejo Estudiantil de la Universidad de los Andes. Los muchachos del Comité de Paz pusieron su toque personal: Correo sí; pero más que de gratitud, de reflexión; y no sólo a los uniformados, sino a todos los directa o indirectamente involucrados en los procesos que tendrán que cambiar los círculos viciosos de la guerra, por los círculos virtuosos de la paz: militares, negociadores en La Habana, sociedad civil, víctimas y victimarios.

Como uniandina acepté la convocatoria, y le escribí a un empresario (de cualquier sector o tendencia). Posiblemente, amable lector, alguien como usted. Por eso dejo aquí algunos apartes y adecuaciones del mensaje, para que por favor lo piense:

(…) Comprendo su escepticismo frente a los diálogos de paz. Es difícil creer que las cosas puedan ir por buen camino, cuando los actos de violencia no paran por parte de las Farc. Pero, a la muerte no la cura la muerte: la cura la vida.

Usted ha sido valiente, y cuando muchos huyeron de Colombia, usted decidió quedarse y seguir invirtiendo en este país. En el que lo hizo profesional, padre, ejecutivo y rico. Con esa riqueza generó más empleo; creó círculos concéntricos de bienestar y desarrollo. Usted no ha sido actor del conflicto, sino de la solución; (…) Colombia lo necesita,  y llegó la hora de cometer otro acto de valor.

 (…) No le pido que no tenga miedo. Le pido que lo supere, y cambie el chip de lo que entendemos por justicia, pena y castigo. Habrá que sacrificar muchas cosas, y abrir las puertas -emocionales, económicas, laborales y conductuales- de nuestras casas y empresas, a unas personas que muy posiblemente preferiríamos ver tras las rejas. Incluso hay quienes preferirían verlos sometidos a la pena de muerte.

Pero la peor pena de muerte es la que aplica la sociedad cuando cierra opciones, y se atribuye el  derecho de pontificar sobre el bien y el mal (…). Personalmente no creo en el olvido, pero reconozco el inconmensurable valor del perdón.

(…) Sin generadores de empleo limpio y digno, y sin procesos de rehabilitación e inclusión, ningún proceso de paz podrá tener buen resultado.

¿Merecen los exguerrilleros  una opción de trabajo decente? No sé; pero en esta vida, no todo obedece a lo que merecemos o no. Nadie  merece un cáncer, un terremoto o una bala perdida. Estamos llenos de dolores que no merecemos, y suceden. También podemos llenarnos de bendiciones quizá inmerecidas, pero necesarias.

(…) Yo sé que no es sencillo, pero estamos en una posición privilegiada, y el privilegio exige ser capaces de muchas cosas difíciles. Por ejemplo, instalar  un puesto en la mesa, incluir al recién llegado, y aprender juntos nuevas formas de vivir. Porque de las variadas formas de morir, ya tenemos suficiente información.

Gracias, señor.

ariasgloria@hotmail.com