PRISMA
Los planes navideños
Al llegar diciembre se inicia la Navidad, trayendo con ella una serie de situaciones que comprometen a las autoridades, especialmente la policía, es por esto que la institución a nivel nacional prepara un abanico de planes, dirigidos a proteger, guiar y preservar la ciudanía de todo mal o peligro, para lo cual recurre al compromiso ciudadano en prevención e información.
Se piensa en el gran plan general que sirva de marco para todo el país, sin embargo, las idiosincrasias regionales dificultan su aplicación exacta y taxativa, obligando a los comandantes departamentales a organizar planes acordes con el medio y las amenazas delictivas del sector. Estos programas estratégicos pretenden abarcar la mayoría de aspectos donde la seguridad y tranquilidad del ciudadano se puedan ver afectadas; considerando que las fechas navideñas traen una serie de actividades comerciales y bancarias merecedoras de especial atención, pues los antisociales viven al acecho del mínimo descuido para hacer del ciudadano una víctima de sus apetitos, poniéndose de moda ciertas precauciones y recomendaciones que año tras año viene refrescando la Policía para alertar el conglomerado. La lista es larga y variada, donde aspectos como el control de la pólvora va hermanado con la organización del alumbrado y los desplazamientos nocturnos a visitar ciertos lugares de comercio y esparcimiento, pasando por los manejos del dinero en efectivo para las compras, urgiendo la presencia permanente en las sucursales bancarias de efectivos institucionales. Como ven, la intención es buena pero el reto es grande, implorando para su éxito el compromiso de todos los ciudadanos.
La convocatoria de la autoridad regional y el comandante, a las fuerzas vivas locales comprometiéndolas a colaborar con el programa diseñado en consenso, permitirá soñar con una organización cívica para el buen desarrollo de las fiestas navideñas en cada departamento o municipio, estableciendo metas que se pueden lograr, por ejemplo, ¡cero quemados¡ persuadiendo a los jefes de empresas, padres de familia, y organizadores de eventos, para evitar el uso de pólvora y su manipulación por personas inexpertas, y mucho menos por menores de edad.
Si los centros comerciales cumplen con las recomendaciones y exigencias de autoridades en todos los sentidos, se convertirán en lugares seguros para visitantes y compradores, basta comprometerse con las rutas de evacuación, el personal de guías identificados e identificables capacitados en su misión, lugares de primeros auxilios atendidos por profesionales de la salud y un sistemas de alarmas con evacuación prevista y lugares de concentración preestablecidos e informados al público. Si los ciudadanos evitan el manejo de grandes cantidades de dinero en efectivo, evaden delincuentes que merodean los cajeros y tienen prudencia al salir de las entidades bancarias, o en ultimas se hacen acompañar de la policía, soslayaremos los ladrones que revolotean las sucursales bancarias tras el fleteo y otras alternativas delictivas.