PRISMA
¡Tenemos Código!
Terminamos semana con la buena noticia de tener para Colombia y su policía un nuevo Código nacional, trascendental noticia porque el anterior se encontraba obsoleto por múltiples razones, entre ellas la falta de una permanente actualización acorde a la misma Constitución del país y la ausencia de aspectos tecnológicos, tan en boga frente a la juventud y el futuro de la civilización, como la urgente vigilancia y controles a este componente. La tarea no fue fácil, especialmente por las posiciones respetables desde todo punto de vista, de algunos parlamentarios que veían con preocupación algunos aportes para su gusto, demasiados generosos en la actividad y control policial, dado que en variados núcleos sociales se sueña con una convivencia ciudadana garantizada en una comunidad, potenciada ante la armonía de las relaciones interpersonales y nunca frente a la esencia de la policía o esa permanente amenaza de sus controles; pero a fe mía que esas inquietudes tendrán una respuesta positiva de lado institucional, sustentando mi aseveración en el profesionalismo, dedicación y capacitación que la Institución dará a todos y cada uno de los hombres que la conforman y tienen la obligación de aplicar el referido Código en las diferentes actividades del servicio.
Hasta el momento todo es positivo, la norma fue bien estudiada, la demora en el debate valió la pena, pues se reflexionó en cada artículo lo suficiente, se disiparon dudas y temores, además el país entero es testigo de los esfuerzos parlamentarios e institucionales por entregar un instrumento depurado, asimilado y meditado suficientemente.
Ahora, por tratarse de una ley encaminada a disciplinar, conducir y enseñar, debe seguir un gran esfuerzo de las autoridades por difundirla a todo nivel y urgen estrategias que permitan cubrir la geografía patria haciendo conocer su texto, evitando que sus normas sean transgredidas por desconocimiento, tanto de las personas que despliegan autoridad, como aquellas objeto de educación y direccionamiento en el concepto de cultura ciudadana, especialmente entre las comunidades que deben dominarlo, entenderlo y velar por su justa aplicación.
En cuanto a la policía sobraría la recomendación, pues hará parte de la formación y actualización a que están sometidos los miembros de la Institución, que saben, han estudiado y entienden sobre los medios de policía, las libertades públicas, contravenciones y los correctivos. De manera que a nivel institución tenemos asegurado su conocimiento e implementación.
Por último, las personas preocupadas ante la entrada de la policía sin autorización escrita a morada, pueden estar tranquilos porque este procedimiento estaba contemplado en el decreto 1355 de 1970, antiguo Código Nacional de Policía, y sobre ese tenor hay suficiente experiencia; la práctica de estos procedimientos y las protestas ciudadanas dieron la oportunidad de revisar y ajustar las actuaciones, evitando quejas contra los efectivos institucionales.