Generación en deuda | El Nuevo Siglo
Martes, 27 de Octubre de 2020

Poner nombres a una generación termina muchas veces en una letra indicativa, bien como la generación X. En este orden de ideas, la generación de estudiantes y profesionales jóvenes, que pueden considerarse como el motor principal de la reactivación económica del Covid-19, por aquello que los jóvenes son el futuro (si encuentran empleo o facilidad para sostener sus emprendimientos), podría llamarse la generación D, en la medida que tendrán que soportar la alta carga de la deuda que deja como secuela la pandemia y pagarla. 

La generación de lo instantáneo, que fácilmente toma una decisión clave por chat o mensaje de texto o hace match para una cita con el amigo desconocido o se prepara en minutos un café, después del Covid, tendrá que medir muy bien, construido su proyecto de vida, el ahorro o flujo de caja de su hogar, empresa o emprendimiento.

Bogotá es el ejemplo. El Concejo acaba de aprobar el cupo de endeudamiento más alto de la historia por 10,8 billones de pesos. Bien se había anticipado que el Plan de Desarrollo se iba a concentrar ante todo en la respuesta a la reactivación económica dentro de la nueva normalidad.

La nueva deuda busca compensar la baja de ingresos y la necesidad, a lo Marshall, de mover proyectos de alta demanda de mano de obra como también aprovechar la realización de inversiones que antes tenían mayores tropiezos para ser aprobadas, como puede ser la sustitución del Transmilenio por la Séptima por el nuevo Corredor.

El dilema del Concejo siempre estuvo sobre el monto, los proyectos concebidos y su amplio margen.  En palabras del concejal ponente, Nelson Cubides, conservador, las obras de infraestructura representarán en principio cerca del cuarenta por ciento del cupo, incluido el Corredor Verde de la Carrera Séptima, la Troncal de TransMilenio de la Avenida Caracas hasta la localidad de Usme y necesidades complementarias a la red de ciclorrutas, del Regiotram y el Metro.

Por el lado de la educación se garantizan veinte mil becas de educación superior, la construcción de nuevos colegios y la mejora de la infraestructura de muchos de ellos.

Dentro de lo razonable que puede ser acceder a deuda, en medio aún de la incertidumbre de la curva del Covid-19, si no se entiende la respuesta del Secretario de Hacienda al aducir que “ojalá sólo tengamos que usar el 30% del cupo para Bogotá”, como si se hubiera dado una aprobación no solamente superior sino extremadamente amplia frente a las verdaderas necesidades o no tuviera los proyectos delimitados.

La respuesta se da en términos de que la aprobación real está referida el techo o máximo posible. Es, sin duda, un éxito de la administración y ante todo un acto de confianza del Concejo en su responsabilidad con la reactivación económica de la ciudad.

El tema es que es posible que esto también se traduzca en vigencias futuras u obligaciones de gasto que afecten presupuestos subsiguientes, lo cual presionará más aun a esta generación D. Generación que tendrá presiones de toda índole, financieras y tributarias, por las cuales deberá mantener una constante planeación con retos en la moderación, productividad y en el control político y social al buen uso de estos recursos, pues finalmente serán especialmente fruto de su bolsillo.

*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI

Uribemariaelisa@gmial.com