GABRIEL ORTIZ | El Nuevo Siglo
Viernes, 30 de Mayo de 2014

País erizado

 

El domingo reinó escozor y escalofrío entre los colombianos cuando empezaron a recibir los resultados electorales. Como dice Amparito Grisales: ¡nos erizamos! Las imágenes de televisión aumentaban los temores, con  las cifras que acompañadas de coloridos cubos, mostraban las distancias entre los candidatos.

La gente asociaba la diferencia que Zuluaga le tomaba a Santos, con los años aciagos, adversos e ingratos del doble cuatrienio. Las sombras de la guerra se esparcían por el ambiente, porque elegir a Zuluaga era montar de nuevo a Uribe con todos sus vicios, iras, mentiras, persecuciones, venganzas y atropellos. La anhelada paz, la que eliminará las dolorosas imágenes de madres y padres sepultando a sus hijos, de niños huérfanos, de desplazados, de compatriotas mutilados, de fuerza pública combatiendo en las selvas inhóspitas, de los recursos dedicados a la guerra, de labores sociales reclamando esos dineros, amén de toda la corrupción, chuzadas, falsos positivos, paras y bacrim, que llevaron a la cárcel a funcionarios y militares de esa época.

La guerra con nuestros vecinos, no se haría esperar, porque el odio no ha cesado y la extrema derecha uribista, no admite que haya otros modelos de gobierno, distintos al fascismo y el totalitarismo. Clarita López trató de hacerles comprender lo que significa una izquierda moderna, sin el extinto comunismo.

Y mientras se decantan las cifras, se analizan las consecuencias, se buscan alianzas y se prepara la segunda vuelta, el expresidente Uribe, pasa de agache esquivando los desastres que creó durante la campaña, con sus tradicionales embustes, calumnias y mala fe. Hasta el momento no ha mostrado las pruebas sobre ingresos de narcodólares a la campaña de Santos en el 2010. Esa temeraria e irresponsable mentira le causó un perjuicio enorme al candidato-Presidente y se utilizó para ocultar el espionaje y la acción de los hackers para desprestigiar la paz, por parte de la campaña de Zuluaga. Esa es la amenaza que se cierne sobre esta pobre patria, si este pueblo no recobra la memoria. Nuestro paso debe ser hacia la paz, el progreso, la riqueza, la tolerancia y el bienestar de millones de colombianos, erizados por lo que se nos pueda venir.

Blanco. El ciclismo colombiano en Italia, que nos permite pensar en algo positivo.

Negro. El oportunismo de Zuluaga, al modificar de un momento para otro sus posiciones sobre el proceso de paz. ¿Las mantendrá si es que llega?

gabrielortiz10@hotmail.com