El demonio en la curul
La especulación a cuentagotas con la cual los partidos políticos han estado revelando los elegidos para sus listas de candidatos al Senado parece una tortura de nunca acabar. Es como si subrepticiamente hubiesen organizado una gran convención del mal en la cual se votó con sevicia a favor de arrojar los nombres desgranados a los medios para que Colombia entera sufriera escuchando un apellido peor que el anterior en cada emisión del noticiero. Este tinglado tiene la pinta de un interminable juego de bingo donde una a una las balotas que van saliendo nos demuestran con horror que a la larga, aun cuando alguien llegue a completar el cartón, todos perderemos.
Pero lo realmente grave no es que, por ejemplo, Gerlein sea el capitán que lidere la nómina del Partido Conservador, o que Serpa venga con cuentos de culebrero a convencernos de que él es la renovación ¡No! Lo aberrante es que desde ya podemos ir concluyendo que los pecados que aborrecimos en legislaturas pasadas volverán en esta, pues los caciques y gamonales de distintas regiones que no pueden aspirar por x o y motivo están afinando su artillería electoral, sólo que esta vez colocarán frente al tarjetón a una marioneta que controlarán desde la sombra, un dummy de pruebas que recibirá los impactos que a ellos la ley les impide siquiera intentar sortear.
Y es que el caudal de votos recolectado a través de los años con mercados, tejas, cemento, balas o el veneno democrático que usted quiera elegir, no se puede perder sólo porque una Corte Suprema diga que el titular usual de aquel debe ir a la cárcel o porque éste mismo caiga presa de las ferias de inhabilidades que resultan de los arranques de monseñor Procurador. El legado debe continuar, es una obligación patria que el poder siga concentrado en las tres o cuatro familias que mandan en cada departamento y el dinero de los contribuyentes siga llenando a borbotones sus arcas, ese es el equilibrio natural, y para ello nada mejor que pasarle el testimonio en esta carrera a la esposa, al hijo, al hermano o a cualquiera otro pariente para gobernar en cuerpo ajeno.
Los veremos de nuevo sentados muy orondos en las sillas que ocuparon sus predecesores, no se preocupen que lo pueden dar por descontado, porque así somos, igual que la mujer que vuelve con el marido que la golpea, los votantes reeligen al congresista que los roba. Eso sí, después no nos andemos preguntando por qué pasa lo que pasa, por qué las cosas no mejoran, por qué el país se encuentra estancado, ya que en el tarjetón de cada uno de nosotros está la respuesta. El demonio de la corrupción está en la curul y tendrá el rostro que quiera mientras no le detengamos en las urnas.
<ASTERISCOS>***
<BODY TEXT>Obiter Dictum. En Carulla todos fallaron. El vigilante nunca tuvo que agredir al comediante, pero éste y su amiga debieron al menos mostrar la intención de limpiar el desastre y no dejarle la fiesta a los de mantenimiento.
@FuadChacon