Acto obsceno
Los episodios de la vida cotidiana suelen traducirse en anecdotario que los cuenteros relatan como una moraleja. Es parte de la cultura popular, Veamos:
Aló, ¿con el CAI? Habla con una vecina del Edificio Reina Victoria, en Whitechapel
- ¿Qué se le ofrece?
- Quiero poner una denuncia.
- Va a tener que esperar y perdone, pero es que todavía la patrulla tiene que terminar con la cuota de comparendos.
- Pero es que mi queja es muy grave.
- De todas maneras no la podemos atender antes de tres horas porque después tenemos que ir a dejar unos malandros esposados a los urapanes de enfrente a la URI; allí ya no cabe uno más por culpa del paro de jueces y del Inpec; no hay quien expida boletas de libertad. Vamos a terminar cogiéndolos a todos sin que haya quien los suelte.
- Mire agente…
- Mayor; Mayor William Coburgo, mi señora
- Sí mi Mayor, excuse; pero es que es una queja por… me da pena … ¡por actos obscenos…en púuublico!.
- Ah nooo, mi señora, eso sí es muy grave; hay que darle prioridad. Confírmeme mi señora la dirección (El mayor apunta y se guarda el papelito). Veamos el libro… a ver qué podemos posponer… (Pasa unas páginas). Agente, mire: posponga lo de la niña rociada con ácido y lo de la clínica esa que vendió al recién nacido, y vamos de inmediato a atender un 69.
- ¿¡En vía pública, mi Mayor!?
- No sé, hay que investigar, camine rápido; traiga su celular que tiene flash, porque ya está oscuro.
(Los dos corren más o menos una cuadra; el agente corre agarrado del bolillo para que no se le salga, al mejor estilo de sub-intendente. Llegan a un edificio y timbran. El portero los mira).
- Oigaa, La señora del 601, (mira el papelito) y le dice al portero: - ¿Doña Mira Voyeur Hendija?
El portero piensa un momento - No, debe ser que buscan a la señorita Miranda; sí, aquí vive; ya llamo por el citófono a su apartamento
- Señorita Miranda, aquí está la autoridad. Dicen que usted los llamó. Ahh … bueno, ya los hago subir. - Que hagan el favor de subir por el ascensor.
(En la puerta, una señorita de unas 70 primaveras recibe angustiada a la autoridad).
- -Oh may gar, siquiera que llegaron; es que un señor en el edificio del lado se desnuda frente a la ventana y hace actos obscenos.
- ¿En qué ventana mi señora? - pregunta el agente.
- Esa, la última, la que tiene la luz prendida
- Pero esa ventana no se alcanza a ver desde aquí.
- Espere tantito, señor agente y le arrimo una butaca y se trepa al armario; desde ahí sí se puede ver perfectamente
- Tiene usted razón, es un pervertido… hay que allanarle… es una flagrancia y no se requiere permiso del juez. ¡Fin del Acto!