Las Avispas y la Contralora
Para ridiculizar a los adictos a los juicios Aristófanes, en el Siglo IV a.C., escribió Las Avispas, comedia que en síntesis refiere el juicio que Bdelicleón organiza para juzgar al perro que a hurtadillas se devora un queso y que es absuelto no obstante la saña de los jueces, “avispas”, incisivos enfermos de sicofancia que no resisten la sorpresa de la sentencia. Por supuesto este resumen, obligado por la economía que el espacio periodístico exige, es apenas un simulacro de abrebocas para aludir a la proclive tendencia social que ahora todo lo quiere judicializar incluso valiéndose de testigos de oficio, la mayoría de las veces sin condiciones morales para merecer credibilidad pero que, por el interés de logros positivos, sin consideración a la falsedad de los relatos, son admitidos como pruebas demostrativas de los intereses de la autoridad mas no de la justicia.
Por el amor que a sus perros tiene la señora Contralora, Sandra Morelli, es querellada ahora por sus vecinos que se quejan de que la ilustre y respetable dama aloja a sus mascotas en un edificio de propiedad horizontal en el cual ella habita y, según se dice, los canes perturban la tranquilidad de los vecinos. Al parecer la acción de policía ha sido mal instaurada, pues la acusada no es la propietaria del inmueble, no obstante su argumento no ha sido de recibo por el “Cleonte” funcionario que tramita el procedimiento. La denuncia no se compadece con reiterada jurisprudencia que la Corte Constitucional ha impartido acerca del derecho al libre desarrollo de la personalidad y otros derechos fundamentales. Véase Sentencia C 439/1. Seguramente que como se trata de una interpretación que admite aspectos subjetivos, la señora Contralora esta ahora en manos de un “policía”, probablemente un cinofóbico o acustifóbico u otro autoritario funcionario que aprovecha la ocasión para hacerle sentir a la funcionaria demandada “el peso de la ley”. En todo caso, es cierto, quien debe responder por los hechos no es quien aquerencia a los perros sino la dueña del inmueble, así que a la señora Morelli hay que dejarla en paz. De otra parte y hablando de mascotas, tiernos animales que moldean el alma del ser humano y, por supuesto, lo humanizan, especialmente si se trata del amigo fiel, los adorables perros o de los caballares, la ciencia ha demostrado que su compañía aporta invaluables valores que hacen a las personas mas sociables, tolerantes y responsables. Por supuesto que no se trata de mascotas que se tienen abandonadas. La entrega del afecto de parte y parte ha resultado un antídoto inmejorable para prevenir la maternidad improvisada e inmadura; esta podría ser una solución para la pandemia que ahora se denuncia con respecto a la maternidad precoz. Un fenómeno que tiene sus causas en la agresividad y la falta de ternura entre los seres que supuestamente fundan la sociedad.